El Presidente Barack Obama se prepara para viajar a Jerusalén el miércoles en su primer viaje a Israel como presidente
WASHINGTON (AP) — Cuando el presidente Barack Obama entre en el  acalorado entorno político del Medio Oriente la próxima semana, no se  dedicará a buscar una solución extraordinaria a los profundos problemas  de la región.
               Su meta será evitar que los problemas, desde los  supuestos intentos de Irán de fabricar armas atómicas hasta la acre  discordia entre israelíes y palestinos, se salgan de control durante su  mandato.
               Obama llega a Jerusalén el miércoles en su primer viaje  a Israel como presidente. Su prioridad será componer su relación con el  ahora debilitado primer ministro Benjamin Netanyahu, la cual  frecuentemente se ha visto sujeta a fuertes tensiones, y evaluar el  nuevo gobierno de coalición que Netanyahu ha formado con tanto trabajo.
               El presidente también tratará de mejorar su imagen ante un público israelí escéptico, así como entre los frustrados palestinos.
               "(El viaje) no tiene por fin lograr nada ahora. Es sólo  un primer gesto", dijo Aaron David Miller, asesor de paz en el Medio  Oriente de seis secretarios de Estado que ahora forma parte del Centro  Internacional Woodrow Wilson.
               Durante buena parte del primer período de Obama,  autoridades de la Casa Blanca consideraron que había pocos motivos para  que visitara la región sin una oportunidad realista de un acuerdo de paz  entre Israel y los palestinos.
               Los funcionarios consideran que las expectativas menos  auspiciosas ahora son una oportunidad de crear un espacio para  conversaciones francas entre Obama y las dos partes sobre qué hace falta  para que regresen a las negociaciones. El presidente aprovechará las  reuniones cara a cara con el fin de "persuadir a las dos partes a no  tomar medidas unilaterales provocativas que pudieran llevar al fracaso",  dijo Haim Malka, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e  Internacionales.
                El viaje le da a Obama la oportunidad de reunirse con  Netanyahu en su propio terreno, lo que pudiera ayudar a aliviar la  tensión que en ocasiones ha definido las relaciones entre ambos  mandatarios.
               Pero más allá de la paz en el Medio Oriente, los dos  líderes tienen metas similares para la región, como poner fin a la  violencia en Siria y contener la inestabilidad política en Egipto, que  tiene un tratado de paz con Israel desde hace varios decenios.
               El viaje de Obama también ocurre en un momento de  cambio político en Israel, en el que Netanyahu ha pasado apuros para  formar un gobierno de coalición. Ben Rhodes, asesor adjunto de Seguridad  Nacional de Obama, reconoció que con el nuevo gobierno "uno no espera  cerrar un acuerdo sobre ninguna iniciativa importante", pero agregó que  comenzar ese diálogo ahora "puede dar un marco a las decisiones que a  final de cuentas se tomarán".
               Entre esas decisiones estarán los próximos pasos a  tomar sobre el disputado programa nuclear iraní. Israel ha amenazado  repetidamente con tomar acciones militares si Irán parece estar a punto  de hacerse de armas atómicas. Y Estados Unidos ha presionado por más  tiempo para permitir que la presión diplomática y las sanciones  económicas se hagan sentir, aunque Obama insiste que las medidas  militares son una opción.
               La visita del mandatario estadounidense a Israel  pudiera tranquilizar a los críticos en Estados Unidos que interpretan el  que no haya visitado Israel en su primer período como una señal de que  apoya menos que sus predecesores al estado judío.
               La principal presentación de Obama será un discurso  ante una audiencia integrada en su mayor parte por estudiantes  israelíes, parte de su esfuerzo por establecer contacto con el público,  particularmente los jóvenes.
               El presidente hará varias visitas culturales en la  región, todas llenas de simbolismo. Acudirá al monumento al Holocausto  Yad Vashem; al Monte Herzl, donde colocará una corona de flores en la  tumba de Teodoro Herzl, fundador del sionismo político moderno, y a la  de Yitzhak Rabin, el primer ministro asesinado en 1995 por un extremista  judío opuesto a la política de cambiar tierras con los palestinos a  cambio de la paz. También visitará la Iglesia de la Natividad en Belén,  un lugar santo para los cristianos.
               Obama acudirá a Cisjordania, donde se reunirá con  Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, y el primer ministro  Salam Fayyad en Ramalá.
               La siguiente escala del presidente será una visita de  24 horas a Jordania, un importante aliado estadounidense, donde el  mandatario centrará la atención en la violencia en la vecina Siria. Más  de 450.000 sirios han buscado refugio en territorio jordano, atestando  campamentos de refugiados y abrumando la capacidad de las entidades de  asistencia.









 










 



