Publicado El:Friday, July 1, 2011
Posteado Por MisterDj1
Chávez es el tercer presidente que lucha contra el cáncer
El paraguayo Fernando Lugo y su par de Brasil, Dilma Rousseff, sufrieron linfomas que trataron con quimioterapia. Ambos se trataron en el mismo hospital de San Pablo y hoy están recuperados .
"Mi solidaridad fraterna con el presidente Hugo Chávez, la expresión de respeto ante la circunstancia por la que atraviesa y nuestra experiencia de optimismo, fe y fortaleza para sobrellevar estos momentos y los que seguirán, en la seguridad de una recuperación plena", afirmó una carta del mandatario Fernando Lugo, a quien el tema involucra de manera especial: el año pasado superó un linfoma Hodgkins en su ingle, un nódulo en el mediastino (caja toráxica) y una lesión en la tercera vértebra de la zona lumbar.
El ex obispo eligió el Hospital Sirio Libanés, en la ciudad brasilera de San Pablo, para encarar el tratamiento con quimioterapia. Tras varias sesiones recibió el alta y afirmó que estaba "completamente curado".
Políticamente, el mandatario vivió una situación delicada, puesto que no tiene la mejor relación con su vicepresidente, Federico Franco -del Partido Liberal-, quien de hecho es la figura que encabeza la oposición.
Incluso las declaraciones de Franco apuntaban a suceder al mandatario. Después de que Lugo fuera internado de emergencia en el Hospital Sirio Libanés por una trombosis en la vena cava superior, producida como efecto colateral a la quimioterapia, el vicepresidente declaró: "Tengo en el mobiliario de mi mente a las personas que podrían integrar mi Gabinete. La gente sabe que soy serio y confiable. En dos años, hice 61 viajes en representación del Gobierno y no hubo quejas, y estuve como presidente interino unos 200 días".
Rousseff, en plena campaña
La mandataria brasileña superó un cáncer en abril de 2009, cuando ya se había lanzado como candidata para suceder a Lula Da Silva. El diagnóstico temprano fue clave: la mandataria se sometió a una cirugía y a quimioterapia para tratar un linfoma del que se la declaró curada.
Hace unas semanas, el Gobierno de Brasil elaboró un presunto comunicado que fue enviado inicialmente al semanario Época, en el que afirmó que la salud de la presidente, de 63 años, "aún exige atención". Y detalló una serie de inconvenientes que todavía la aquejarían. Sin embargo, un informe realizado por los médicos del Hospital Sirio Libanés, donde se atendió la mandataria, señaló que "presenta excelente estado de salud". Ni siquiera tendría secuelas del cáncer linfático que padeció.
A fines de mayo, la neumonía que se le diagnosticó a Rousseff tras regresar de China no fue menor. De hecho, tuvo que suspender un viaje a Paraguay, cancelar compromisos, ajustar su agenda y trabajar desde su casa y no desde el Palacio de Planalto. Incluso algunas versiones de prensa sugieren que su dolencia es más grave de lo que se ha informado hasta ahora.
En este sentido, Época detalló que la presidente habría estado tomando hasta 28 medicamentos por día durante su neumonía, entre suplementos vitamínicos, remedios para adelgazar y hasta una cápsula de cartílago de tiburón a la que se le atribuyen propiedades contra el cáncer.
Como corolario, la revista sostiene que Rousseff necesita constante tratamiento, más allá de su edad, porque padece diabetes de tipo 2, problemas hormonales y una enfermedad autoinmune conocida como tiroiditis de Hashimoto.
José Alencar y una larga batalla
En tanto, el 29 de mayo murió el vicepresidente de Lula Da Silva en Brasil, José Alencar, tras más de una década de una feroz lucha contra el cáncer. Durante el segundo mandato de Lula había sufrido varias internaciones.
Al momento de su muerte, Alencar tenía 79 años y también estaba internado en el hospital Sirio Libanés. En 1997 se le había diagnosticado, por primera vez, un tumor en el estómago y, desde entonces, varias metástasis le habían sido extirpadas. Fue intervenido quirúrgicamente en 17 oportunidades y realizó tratamientos de quimioterapia.
Sin embargo, en 2009, tras serle diagnosticado un sarcoma en el abdomen, reconoció que nunca se obsesionó con su salud, porque, según dijo, "la muerte es un fenómeno de la vida. Todos los que nacen van a morir un día. Y yo también".
Su último acto público fue el 25 de enero, cuando recibió de la ciudad de San Pablo la medalla "25 de enero", en un homenaje al que asistió Rousseff. Al recibir el galardón, Alencar dijo que ya podía "morir tranquilo y feliz".