Argentina conmemora 10 años de la revuelta por la peor crisis de su historia
Miles de personas participan este lunes en marchas y actos que conmemoran la revuelta popular que hace 10 años dejó 38 muertos y tumbó al gobierno de Fernando de la Rúa, en medio de una de las peores crisis de la historia argentina, que hundió su economía y sus finanzas.
"Esto nunca más puede pasar en el país", dijo el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, al recorrer una muestra fotográfica con impactantes imágenes de gran tamaño del estallido social y de las escenas más dramáticas de la represión.
Las balas policiales dejaron un saldo de 38 muertos en todo el país, según la última cifra actualizada después de las investigaciones de la Justicia, una causa de la que fue sobreseído el expresidente Fernando de la Rúa (1999-2001), pero cuya instancia oral se abrirá en 2012 contra ex funcionarios y ex policías.
De la Rúa, un dirigente del ala conservadora del partido Radical (socialdemócrata, hoy oposición) tuvo que renunciar y huir en helicóptero de la casa de gobierno, sitiada por miles de manifestantes que resistieron el ataque policial toda la jornada del 20 de diciembre de 2001.
Las convocatorias más multidunarias se esperan frente al Congreso en Buenos Aires, la ciudad de Rosario (300 km al norte) y la de Córdoba (700 km al norte), donde se registraron la mayoría de las muertes, inclyendo los fallecimientos de nueve menores de 18 años.
El país sufrió un terremoto político, institucional y económico, tuvo cinco presidentes en 12 días, durante los cuales se firmó la declaración de la mayor moratoria de una deuda soberana en la historia, por casi 100.000 millones de dólares.
Argentina arrastraba tres años de recesión y el plan de ajuste fiscal de De la Rúa, lanzado en 1999, no había hecho más que agravar la situación hasta llegar al colapso, según analistas económicos e historiadores.
La exhibición de fotos organizada por la Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina (ARGRA) se extiende a través de los 1.800 metros que separan la Casa de Gobierno del Congreso, epicentro de los disturbios de hace una década.
Entre el 19 y 20 de diciembre de 2001, centenares de miles de argentinos salieron a la calles haciendo sonar sus cacerolas y cantando "Que se vayan todos", una consigna que resumía el hartazgo con la dirigencia política y los funcionarios de gobierno.
Las calles céntricas de la capital se sembraron de piedras con las que los manifestantes intentaban frenar a los caballos de la policía montada y a los vehículos de las fuerzas de seguridad, en enfrentamientos que se repetían a escasos metros de la Casa de Gobierno.