El soldado estadounidense acusado de matar a tiros a 16 aldeanos afganos fue sacado de Afganistán a Kuwait
KABUL (AP) -- El soldado estadounidense acusado de matar a tiros a 16 aldeanos afganos fue sacado el miércoles de Afganistán a Kuwait, mientras muchos afganos exigían que sea procesado en su país, porque fue allí donde supuestamente cometió los crímenes.
El ejército estadounidense dijo que la transferencia no excluye la posibilidad de que el caso sea procesado judicialmente en Afganistán. El secretario de Defensa norteamericano, Leon Panetta, dijo que el soldado podría recibir la pena de muerte si es declarado culpable.
Hasta el miércoles por la noche, el soldado estaba en manos de los militares de Estados Unidos en Kandahar, Afganistán, pero luego fue trasladado en avión a Kuwait, dijo un funcionario estadounidense que habló bajo condición de anonimato debido a lo delicado del tema.
Horas antes, el capitán de la Armada John Kirby, quien es portavoz del Pentágono, dijo que Estados Unidos no tiene "las instalaciones carcelarias apropiadas en Afganistán". Explicó que se refería a una instalación apropiada para un efectivo estadounidense "en este tipo de casos".
Kirby dijo que la medida no significaba necesariamente que el juicio se efectuaría fuera de Afganistán, pero el otro funcionario militar dijo que el proceso legal continuaría en otra parte. Aún no se formulan cargos contra el soldado.
Legisladores afganos habían exigido que el soldado fuera enjuiciado públicamente en Afganistán para demostrar que se le había llevado ante la justicia, y exhortaron al presidente Hamid Karzai a suspender todas las negociaciones con Estados Unidos sobre una presencia militar a largo plazo hasta que ello ocurra.
Muchos temen que si el ejército de Estados Unidos no maneja adecuadamente el caso podría generar reacciones violentas en Afganistán que exacerben la ya elevada tensión bilateral.
La alianza entre Afganistán y el ejército de Estados Unidos ya parecía a punto de una crisis el mes pasado, cuando la quema de ejemplares del Corán en una base militar estadounidense desencadenó protestas y ataques en suelo afgano que dejaron más de 30 muertos, incluidos seis soldados norteamericanos.
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Jelinek contribuyó desde Washington D.C.
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