Google Drive El nuevo servicio en la nube que ya levanta críticas
Se integra con Google Docs. Será parte de Google Apps para negocios y de la próxima versión del sistema operativo Chrome. Ofrece 5GB de almacenamiento gratis de saque y, si se quiere más, tarifas asequibles que van desde los poco más de dos dólares hasta los 800 al mes por una capacidad de más de 16TB, que vendrían a ser como 4.096 CD grabables. Entiende hasta 30 tipos de archivos e integra reconocimiento de caracteres para leer textos escaneados y la capacidad de buscar imágenes. Google Drive quiere comerse a los demás servicios de almacenamiento en la nube, que permiten al usuario acceder a sus documentos desde cualquier ordenador con conexión a Internet.
Pero sólo dos días después de su lanzamiento, los usuarios empiezan a encontrarle pegas. En la lista de agravios, los argumentos de siempre o, como mínimo, los mismos que afectan a otras plataformas 2.0 como Facebook: la publicidad y la propiedad de los archivos.
Tanto Drive como Dropbox, iCloud (Apple) y el nuevo SkyDrive de Microsoft otorgan el control de los documentos al usuario. Aunque, según subraya TheVerge, que ha comparado los términos de uso de los cuatro servicios, Google se reserva la posibilidad de “usar, almacenar, reproducir, modificar, crear productos derivados (…), comunicar, publicar y distribuir” el contenido subido a sus servicios para “promocionarlos o desarrollar funcionalidades nuevas”. Hay que recordar en este sentido que, el pasado 1 de marzo, Google unificó los términos de uso de todos sus servicios, según afirmó, para hacer que “la experiencia del usuario fuera más coherente”.
¿Significa eso que Google puede hacer lo que quiera con los archivos que se suban a Drive? En teoría, no. Por mucho que titulares como el de ArsTechnica señalen que “una foto pública subida a Drive podría acabar convirtiéndose en anuncio”, la política de privacidad del gigante de Mountain View deja claro que “sólo se utilizan los datos para ofrecer mejores resultados de búsqueda y anuncios” y que, en cualquier otro caso, “se solicitará el consentimiento del usuario”.
En TheVerge apuntan otro argumento de peso. Hacer lo contrario sería “un suicidio corporativo”. Y, de paso, señalan que Microsoft pone el acento en el copyright y que Apple se reserva el derecho de borrar contenido que considere “cuestionable”. Son servicios que se ofrecen gratuitamente… con ciertas condiciones. El usuario es quien tiene que decidir si confía lo suficientemente en ellos y, como el dinero en el banco, si quiere tener sus cosas integradas en una sola cuenta de un único proveedor o en diferentes servicios.