Una explosión se registró hoy en un barrio de la ciudad siria de Hama, causando al menos 70 muertos
Una explosión se registró hoy en un barrio de la ciudad siria de Hama, causando al menos 70 muertos, por lo que se ha pedido una reunión de emergencia de la ONU.
Según activistas, citados por la cadena Al Yazira, la explosión fue originada por un bombardeo del régimen sirio sobre el barrio de Tayyar, en el sur de Hama, donde varias viviendas fueron destruidas y unas 70 personas murieron, entre ellas 15 mujeres y 13 niños.
Sin embargo, la agencia siria de noticia SANA aseguró que la detonación se produjo cuando un “grupo terrorista” manipulaba una bomba al interior de un edificio para un posterior atentado, causando 16 muertos y 12 heridos. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) coincidió con la misma cifra de muertos dada por la agencia SANA, pero dijo que la causa de la explosión no estaba clara.
Sin embargo, destacó que cualquiera que haya sido su origen, la explosión significó otro golpe para el frágil cese al fuego que entró en vigor el pasado 12 de abril, como parte de uno de los puntos del plan de paz del emisario Kofi Annan. La explosión tuvo lugar a pesar de que en Hama se encuentran dos observadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para verificar el cumplimiento del alto al fuego Tras la detonación, el Consejo Nacional Sirio, la principal agrupación opositora en el exilio, pidió este jueves una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para evaluar el plan de paz para Siria.
“Pedimos una reunión de urgencia para que se pueda adoptar una resolución para proteger a los civiles del pueblo sirio”, señaló el CNS en un comunicado divulgado por la cadena árabe Al Arabiya. “Nosotros responsabilizamos por lo que pase a la comunidad internacional, representada por la ONU y el Consejo de Seguridad”, apuntó el CNS al denunciar el “silencio” generalizado. Según el CNS, la ciudad de Hama ha sido escenario en los últimos días de una serie de crímenes, como la destrucción de residencias sobre las cabezas de sus habitantes y la muerte de más de 100 civiles.