Una ola de explosiones al amanecer del jueves en varias zonas de Bagdad y el norte de Irak causó la muerte a 30 iraquíes
BAGDAD (AP) -- Una ola de explosiones al amanecer del jueves en varias zonas de Bagdad y el norte de Irak causó la muerte a 30 iraquíes, en los primeros ataques de gran magnitud en el país en casi un mes.
La violencia perturbó varias semanas de calma y generó temores de que los insurgentes tratan de socavar la confianza en el gobierno chií, en medio de crecientes tensiones sectarias.
Las autoridades dijeron que en total los extremistas perpetraron 12 ataques en la capital del país y en las ciudades del norte, Kirkuk, Samarra, Baqouba, Dibis y Taji. Además, se dispararon morteros en las ciudades norteñas de Beiji y Tikrit, la ciudad natal de Saddam Hussein, aunque no se reportaron heridos.
Cerca de 100 personas resultaron lesionadas en una rápida serie de explosiones que ocurrieron en un lapso de una hora y 15 minutos. La mitad de las detonaciones iban dirigidas a las fuerzas de seguridad y funcionarios del gobierno.
Ningún grupo se atribuyó la responsabilidad de los ataques, pero el portavoz del comando militar de Bagdad, el coronel Dhia al-Wakeel, señaló que parecía una operación realizada por la red al-Qaida.
"Desean enviar un mensaje de que pueden atentar contra la estabilidad que se ha logrado recientemente", indicó al-Wakeel. "Esto no desalentará a nuestras fuerzas de seguridad".
El vicepresidente suní de Irak, Tariq al-Hashemi, es buscado bajo acusaciones de terrorismo que él asegura tienen motivos políticos, mientras que el líder regional curdo Massoud Barzani ha comparado al gobierno de Bagdad con una dictadura. Asesores del primer ministro chií Nouri al-Maliki consideran que las críticas carecen de bases.
El legislador suní Hamid al-Mutlaq atribuyó a la disputa política del país lo que describió como la deteriorada seguridad de Irak.
"Responsabilizamos a todas las fuerzas de seguridad del gobierno y a los líderes del proceso político de los ataques de hoy", dijo al-Mutlaq, integrante del comité de Defensa y Seguridad del Parlamento.
Una de las explosiones que causó más víctimas ocurrió en Dibis, una localidad cercana a la ciudad de Kirkuk, situada a 290 kilómetros (180 millas) al norte de Bagdad.
El general de la policía de Kirkuk, Sarhad Qadir, dijo que la explosión de un automóvil estacionado en una aldea suní mató a seis transeúntes e hirió a cuatro.
La violencia inició en la madrugada con la detonación de un vehículo en una zona residencial de la provincia de Diyala, capital de Bakuba, en el este de Irak, matando a una persona e hiriendo a otras 13. En un lapso de dos horas, las explosiones sobrevinieron por todo Bagdad, causando ocho muertes a lo largo de la capital iraquí, en su mayoría en vecindarios chiíes.
La policía de Bagdad dijo que las detonaciones de bombas instaladas en caminos y coches representan atentados dirigidos a patrullas de seguridad y a la comitiva del ministro de salud, Majeed Hamad Amin, mientras su convoy lo trasladaba a su lugar de trabajo.
Los transeúntes fueron los más afectados en los ataques que dejaron ocho muertos mayormente en vecindarios chiíes de la capital iraquí.
Amin, un iraquí curdo, no salió herido en el ataque a su convoy en el oeste de la capital, pero dos transeúntes murieron y otras seis personas resultaron heridas.
Funcionarios de la policía y del hospital confirmaron las muertes en Bagdad, pero hablaron bajo condición de guardar el anonimato debido a que no están autorizados a revelar información.
En la ciudad de Samarra, la policía dijo que un atacante suicida detonó el auto en el que viajaba en un retén operado por los consejos locales -la milicia de seguridad suní que fue creada para ayudar a las fuerzas estadounidenses en la lucha contra al-Qaida.
Cinco milicianos fueron muertos y ocho heridos en el ataque suicida, dijeron funcionarios de la policía y de salud. La violencia en Samarra, una ciudad en su mayoría suní localizada 95 kilómetros (60 millas) al norte de Bagdad, es particularmente peligrosa porque es donde se encuentra un santuario chií bombardeado en 2006 en un ataque que desató una ola de enfrentamientos sectarios en torno a Irak, causando miles de muertos y elevando la preocupación de que Irak se dirija a una guerra civil.
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Los periodistas de Associated Press Lara Jakes y Qassim Abdul-Zahra contribuyeron a este despacho.
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