El grupo de Los Zetas se atribuyó la matanza de 49 personas halladas el domingo en una carretera que conecta el norte de la metrópoli mexicana de Monterrey con la frontera de Estados Unidos
PORFIRIO IBARRA RAMIREZ
AP
MONTERREY, México -- Cuarenta y nueve cadáveres decapitados y mutilados fueron hallados el domingo en una carretera que conecta el norte de la metrópoli mexicana de Monterrey con la frontera de Estados Unidos, en lo que parece ser el hecho más reciente de una escalada de la guerra de intimidación entre bandas de narcotraficantes.
Las organizaciones del crimen organizado mexicano acostumbran dejar cuerpos en lugares públicos como advertencias a sus rivales. Las autoridades afirmaron que varias de las víctimas más recientes tenían tatuajes de la Santa Muerte, un culto popular entre los traficantes de drogas.
Los cuerpos de 43 hombres y seis mujeres fueron encontrados a las 4 a.m. cerca del poblado de San Juan, en una carretera que no cobra peaje y que conduce a la ciudad fronteriza de Reynosa. El hallazgo obligó a la policía y al ejército a cerrar la carretera.
El vocero de seguridad del gobierno del estado norteño de Nuevo León, Jorge Domene, declaró en conferencia de prensa que junto a los cuerpos en descomposición se encontró una “narcomanta”, en la que el grupo de Los Zetas se atribuyó la matanza.
Los cuerpos podrían haber tenido hasta 48 horas sin vida, por lo que las autoridades creen que no fueron asesinados en el sitio. “Ninguno tiene cabeza y fueron mutilados de sus extremidades inferiores y superiores, lo que complica la identificación”, aseguró el funcionario.
Tres camionetas del Servicio Médico Forense recogieron los cuerpos para trasladarlos a un auditorio de Monterrey, donde se realizarán exámenes de ADN. San Juan, en una zona desértica, está a unos 175 kilómetros (105 millas) al oeste-suroeste de la ciudad fronteriza de McAllen, Texas.
En el lugar había un charco de sangre. En el arco de piedra que recibe a los visitantes a San Juan alguien escribió con aerosol la leyenda “Zeta 100%”.
El procurador del estado, Adrián de la Garza, dijo que no existe denuncia de desaparecidos en los últimos días, por lo que podría tratarse de gente de otros estados mexicanos o incluso migrantes centroamericanos que buscaban dirigirse a Estados Unidos.
Por las características de descomposición de los cadáveres se cree que los cuerpos fueron trasladados al lugar del hallazgo en un camión no refrigerado, incluso a la intemperie, afirmó el procurador.
El hallazgo es similar a otros incidentes recientes en los que grupos del crimen organizado abandonan numerosos cadáveres en lugares públicos como advertencia a sus rivales o a las autoridades.
Los cárteles mexicanos de la droga han estado librando una guerra cada vez más sangrienta para controlar las rutas de contrabando, así como el mercado local de drogas y la extorsión, cuyas víctimas incluyen a los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos.
En lo que va de mayo, 18 cuerpos fueron encontrados en una zona turística cerca de Guadalajara; 23 cadáveres aparecieron decapitados o colgados de un puente en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, donde la violencia entre los cárteles ha escalado. Este año han aparecido cuerpos en los estados de Veracruz, Guerrero, Morelos, Jalisco, Tamaulipas y Nuevo León.
Raúl Benítez Manaut, del Centro de Investigaciones de América del Norte de la UNAM, aseguró que el aumento de crímenes cada vez más sanguinarios refleja la lucha por el territorio y las rutas entre Los Zetas y el Cártel de Sinaloa, liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán. “Esta es la más definitiva de las guerras”, indicó el académico.
Explicó que la guerra entre estos grupos ha crecido porque cárteles menores se están alineando con uno u otro bando. Mientras otras organizaciones, como el Cártel del Golfo y la Línea, han tomado partido con el grupo a cargo de “El Chapo”, el Cártel de los hermanos Beltrán Leyva, una escisión del Cártel de Sinaloa, se asoció con Los Zetas.
Los Zetas es un grupo en movimiento, sin territorio fijo y con problemas económicos, pero con un brazo armado fuerte y sanguinario. En cambio, el Cártel de Sinaloa tiene rutas controladas, territorios y dinero, pero con un grupo armado más débil, explicó Benitez Manaut.
Afirmó que no existen pistas de que la nueva ola de violencia tenga relación con las elecciones presidenciales que se celebrarán en julio. “Es la dinámica de la guerra entre cárteles”, precisó.