El papa Benedicto XVI dijo que es un misterio la razón por la que sacerdotes y otros miembros de la Iglesia Católica abusaron de niños que estaban a su cuidado
Ciudad del Vaticano.- El papa Benedicto XVI dijo que es un misterio la razón por la que sacerdotes y otros miembros de la Iglesia Católica abusaron de niños que estaban a su cuidado, en actos que minaron la fe "de manera sobrecogedora".
Al describir las décadas de abuso infantil en parroquias, escuelas e instituciones operadas por la Iglesia Católica en Irlanda como un "misterio", el Pontífice podría exacerbar la indignación de los fieles irlandeses.
Benedicto XVI vertió sus comentarios sobre los escándalos por abuso sexual y encubrimiento por parte de la jerarquía católica en un mensaje pregrabado en video para una misa multitudinaria efectuada en el estadio deportivo más grande de Irlanda. El primer ministro y el presidente irlandeses estuvieron entre los 75.000 asistentes al evento final del Congreso Eucarístico cuyo fin es apuntalar la fe.
Dicho congreso, realizado cada cuatro años por el Vaticano en una parte distinta del planeta, tuvo lugar ante un trasfondo de profunda indignación por el encubrimiento de abuso infantil y de encuestas que muestran un declive en la asistencia a las misas semanales en Irlanda, donde la Iglesia y el Estado alguna vez estuvieron estrechamente unidos.
"¿Cómo explicar el hecho de que las personas que recibían rutinariamente el cuerpo de Cristo y confesaban sus pecados en el sacramento de la penitencia hayan cometido estos agravios?", preguntó el Papa en referencia a los miembros de la Iglesia que abusaron de niños.
"Sigue siendo un misterio", afirmó.
"En lugar de mostrarles el camino a Cristo, a Dios, en lugar de dar testimonio de su bondad, abusaron de personas y minaron la credibilidad del mensaje de la Iglesia", agregó.
Por más de una década, defensores de las víctimas han exigido que los líderes eclesiásticos de Irlanda y el Vaticano acepten su responsabilidad por proteger a sacerdotes pedófilos.
Cuatro investigaciones ordenadas por el Estado han documentado que decenas de miles de casos de niños sufrieron abuso sexual, físico y mental por parte de sacerdotes, monjas y otros miembros de la Iglesia en tres diócesis irlandesas y en una red de escuelas entre las décadas de 1940 y 1990.