Lo que se ve elegante es también saludable “entrenadora de tacones” algo para lo que existen cursos
Las estrellas de Hollywood y las supermodelos hacen parecer que andar con tacones es fácil. Avanzan gráciles, como flotando, altas y elegantes. Pero los tacones hacen parecer una reina a una mujer acostumbrada a los zapatos bajos sólo si sabe caminar con ellos; algo para lo que existen cursos.
“Lo que se ve elegante es también saludable”, asegura Edeltraud Breitenberger, una “entrenadora de tacones” de Múnich. Trabaja con mujeres que quieren “enfatizar su femineidad, sentirse confortables caminando con tacos altos y que quieren evitar lastimarse”.
Breitenberger enseña sin embargo también a hombres, ya sea travestis que nunca se han puesto tacones antes, o que sencillamente quieren caminar de manera más elegante. La promesa de la experta es que acabarán andando igual que Richard Gere.
En los zapatos femeninos, el tacón debe quedar aproximadamente en la mitad del talón. Si está muy atrás es casi imposible caminar con naturalidad y es malo para la postura.
Por definición, todo tacón de más de diez centímetros es un tacón alto. Los zapatos con uno de 14 centímetros o más son productos considerados ya fetiche. Por eso, todos los que se venden en las tiendas normales no van allá de los 13,5 centímetros (sin contar la plataforma), explica Breitenberger, quien recomienda no pasar de los diez centímetros.
“No hace falta altura para ser elegante”, asegura. “En mi opinión ninguna mujer debería usar tacones de diez centímetros de manera continuada”.
Los participantes empiezan experimentando con sus propios pies. El curso comienza con un masaje y un entrenamiento del dedo gordo.
“El dedo gordo es el jefe de los tacones”, señala Breitenberger, que también asesora a bailarinas de tango. Si el dedo es fuerte, aguanta el peso.
Breitenberger recomienda a las mujeres que saben andar bien en tacones que no se los pongan todos los días, pues es mejor alternar diferentes tipos de zapato. Los médicos advierten que no se deben llevar de forma regular tacones de más de tres centímetros.
Los tacones cambian la forma en que una mujer camina, indica Renee Andrea Fuhrmann, médica en una clínica de cirugía ortopédica. Así se ha comprobado en estudios que analizan los movimientos y la acción de los músculos. “Una mujer que lleva tacones de manera regular -más de tres días a la semana todo el día- tendrá problemas”.
El diez por ciento de las pacientes de Fuhrmann acude a ella con afecciones resultantes de haber usado tacones altos. Sufren deformaciones en los pies como juanetes y dedos con forma de martillo. Si hay predisposición a tenerlos, los tacones altos no hacen más que acelerar y empeorar estos problemas.
No sufre solamente el pie, sino también las pantorrillas, las rodillas y la espalda. La rodilla se dobla un poco al llevar tacones y aumenta la presión sobre la articulación. También se pueden tener dolores de espalda por llevar zapatos altos mucho tiempo, mientras que el talón de Aquiles y los músculos de las pantorrillas de acortan.
Fuhrmann señala que cuando a una mujer le duele caminar si no es con tacones, sufre lo que se llama el “síndrome de Cenicienta”. Por eso, como si se tratara de deportistas, quienes los llevan a menudo deberían hacer regularmente estiramientos de los músculos de las piernas.
La mayoría de las afectadas tiene entre 40 y 50 años cuando llega a la clínica. Pero pese a todo, casi ninguna acepta renunciar a sus zapatos altos. El futuro pinta algo mejor, porque en este caso las jóvenes son más racionales y “tienden a usar un zapato más cómodo”, según la médica.
Sin embargo, la asociación que representa a los fabricantes de zapatos en Alemania ve la situación muy diferente. “El uso de tacones es actualmente muy pronunciado entre las jóvenes”, afirma la portavoz Claudia Schultz. “Tienen un fuerte deseo de verse femeninas”.