Publicado El:Monday, November 5, 2012
Posteado Por MisterDj1
Maratón de Nueva York 2012 A Pesar de Todo: corren por víctimas del huracán Sandy
En Central Park , miles de corredores se dieron cita, muchos exhibiendo con orgullo y algo de decepción su camiseta oficial de la maratón anulada el viernes por la tarde por la alcaldía.
Lugar simbólico donde cada año 47.000 personas del mundo entero cruzan la línea de llegada tras haber recorrido 42,195 km por las calles de Nueva York, esta vez Central Park fue utilizado como punto de partida de decenas de carreras organizadas con la ayuda de las redes sociales .
“Es un lugar natural para darse cita”, explicó a la AFP Lance Svendsend, coorganizador del Maratón 2012 A Pesar de Todo.
Luego de que el alcalde Michael Bloomberg se viese obligado a cancelar el maratón a raíz de las críticas de quienes lo veían como una afrenta a los damnificados por el paso de Sandy el lunes pasado, Svendsend, habitante del vecino Nueva Jersey (este), recibió un mensaje de un amigo proponiendo correr de todos modos.
Unos minutos más tarde, ya se había creado una página en Facebook con más de 2.000 personas.
Para Svendsend, se trataba de un desafío tanto deportivo como moral: “Ya no es una carrera, es salir a correr 42 km”, dijo, precisando que el objetivo era “hacer” los kilómetros prometidos a aquellos que dieron dinero a los maratonistas para obras caritativas, una tradición.
“Recaudé casi 4.000 dólares en Australia para la lucha contra el cáncer. Tenía que correr”, señaló Elise Hinson, llegada de Sídney.
Sin embargo, detrás de las sonrisas, muchos apenas podían disimular su decepción por la anulación del maratón.
Christophe Pujade, un francés de 39 años, estaba al borde de las lágrimas. “Es una ilusión que se desmorona. El maratón de Nueva York es el sueño de todos los maratonistas”, afirmó.
El español Carlos Sánchez Rodríguez, que iba a participar de su sexto maratón, perdió la motivación. “Para correr un maratón, es necesario verdaderamente algo que te empuje a ir hasta el límite”, dijo.
César Carrasco, un soldado chileno, mostraba orgulloso su uniforme militar y sus botas negras con las que ya corrió 18 maratones de Nueva York en nombre de amigos desaparecidos. Esta vez, después de unos kilómetros se volvía al hotel.
Si miles eligieron correr, otros prefirieron reorganizar su domingo para participar en actividades de ayuda a favor de las víctimas de Sandy.
En ese marco, cientos se dieron cita en Staten Island, una isla al sur de Manhattan muy afectada por el ciclón, para ayudar en las tareas de reconstrucción y de distribución de vestimentas y víveres.
Otros cedieron sus habitaciones de hotel a personas que perdieron su vivienda o seguían sin electricidad seis días después de Sandy y también los hubo que ofrecieron dinero.