Publicado El:Friday, December 28, 2012
Posteado Por MisterDj1
El presidente del gobierno español Mariano Rajoy dijo el viernes que 2013 volverá a ser un año muy duro el sexto consecutivo desde que estalló la crisis
MADRID (AP) -- El presidente del gobierno español Mariano Rajoy dijo el viernes que 2013 volverá a ser un año muy duro, el sexto consecutivo desde que estalló la crisis, y justificó la política de recortes como la única receta para evitar la descomposición del país en la actual coyuntura económica que vive Europa.
"Tenemos por delante un año muy duro, especialmente en su primera mitad. Tenemos que perseverar en las reformas que hemos emprendido", dijo Rajoy.
Agregó que "la economía española seguirá en recesión algún tiempo, aunque esperamos que mejor en la segunda mitad del 2013".
Rajoy se sometió durante una hora a las preguntas de los medios de comunicación para hacer un balance de su primer año de gestión, marcado por la grave crisis y el desafío independentista catalán.
Sobre la economía el jefe de gobierno defendió los ajustes, mientras que sobre Cataluña ofreció mano tendida al diálogo, pero siempre dentro de los límites que marca la constitución, lo que significa un no rotundo al plan de celebrar un referendo para separarse del resto de España en 2014.
Buena parte de las palabras de Rajoy estuvieron centradas en el rampante desempleo de 25% y la intensidad de su política de recortes, que ha enrarecido el clima social del país, con dos huelgas generales en apenas un año y protestas casi a diario.
El gobierno del Partido Popular subió los impuestos directos e indirectos, eliminó la paga extraordinaria de Navidad a los funcionarios, revalorizó a la baja las pensiones y pasó la tijera a partidas públicas tan sensibles como la educación y la sanidad para cumplir los criterios de reducción del déficit público pactados con sus socios de la Unión Europea.
Al mismo tiempo, España tuvo que pedir un préstamo de hasta 125.000 millones de dólares a Bruselas para sanear su problemático sector bancario.
Rajoy admitió que algunas de estas medidas contravenían el programa con el que ganó abrumadoramente las elecciones de 2011 y afirmó ser consciente de la ola de "escepticismo, decepción y desconfianza" que afecta a la sociedad.