El sexto sentido y la capacidad de los animales en predecir las catástrofes naturales
Más de 8.000 personas fallecieron en el tsunami que asoló el sudeste asiático en diciembre de 2004. Una catástrofe que ha reflejado con asombrosa fidelidad el cineasta Juan Antonio Bayona en su exitosa película 'Lo imposible'. Aunque con su salto al cine la historia de esta familia española se haya convertido en una de las más famosas, la experiencia de otros 12 extranjeros que pasaban sus vacaciones en Tailandia también tendría un buen guión. En su caso, fue la “sensibilidad” animal ante las catástrofes la que les salvó la vida.
El 3 de enero de 2005, cuando medio mundo seguía traumatizado por las devastadoras consecuencias del tsunami que había asolado el sudeste asiático hacía un mes, un curioso teletipo de la agencia de noticias Reuters llegaba a las redacciones de los periódicos. En el mismo se afirmaba algo que parecía imposible: que un grupo de ocho elefantes tailandeses habían logrado salvar a varios turistas de la muerte bajo la ola gigante.
La agencia basaba su información en las declaraciones del cuidador de los paquidermos, Dang Salangam, trabajador en un negocio que ofrecía a los turistas paseos en elefante por la playa de Kao Lak, situada al sur de Tailandia y que fue devastada por la ola gigante.
Según explicaba Dan, ese día los elefantes comenzaron a emitir sonidos de un modo que solo podía describirse como lloros, a primera hora del día, más o menos cuando el terremoto de 9,0 grados en la escala de Richter se registró cerca de la isla indonesia de Sumatra. “Me sorprendió porque los elefantes nunca habían llorado antes”, afirmaba el cuidador.
Aunque logró calmar a los ocho paquidermos, una hora más tarde estos comenzaron a sollozar de nuevo e, ignorando las instrucciones de sus cuidadores y con varios turistas sobre sus lomos, salieron despavoridos hacia una colina situada detrás de la playa.
Pero la cosa no termina ahí. Los elefantes que no estaban trabajando también rompieron sus cadenas y se encaminaron en la misma dirección. Al ver esto, 12 turistas también se dirigieron hacia la colina desde su hotel.
Apenas unos instantes después, la gran ola tocaba tierra y miles de personas morían en la playa que acababan de abandonar. Aunque el agua se adentró un kilómetro tierra adentro, no logró llegar a la cumbre de la colina donde se habían refugiado los elefantes y, con ellos, los turistas.
La huida de los bufo bufo
Aunque es uno de los más espectaculares, este no es el único caso documentado que se tiene de animales que han sido capaces de predecir terremotos y otros fenómenos naturales.Otro de los episodios más famosos es el que tuvo lugar en abril de 2009, cuando un seísmo de 5,8 grados en la escala de Richter devastó la ciudad italiana de L’Aquila dejando 294 muertos y más de 1.500 heridos.
Ni los ciudadanos corrientes ni los científicos fuimos capaces de predecir el temblor con antelación suficiente, pero sí lo hicieron unas pequeñas criaturas, los Bufo bufo o sapos comunes, que abandonaron la zona cinco días antes de que tuviera lugar el seísmo.
Un grupo de investigadores de la Open University británica, entre ellos la bióloga Rachel Grant, realizaba un estudio sobre los efectos de los ciclos lunares en la reproducción de estos sapos en el lago San Ruffino, situado a 74 kilómetros de la ciudad italiana.
Atónitos, observaron cómo los sapos machos de esta especie, en total alrededor de un 96 por ciento, abandonaban repentinamente la zona sin ningún motivo aparente. Pero, además, apenas dos días más tarde también desaparecieron del lugar todas las parejas de sapos. Unos meses después, la doctora Grant publicaba un estudio en la revista 'Journal of Zoology' en el que atribuía lo sucedido a la capacidad de los animales de predecir los temblores.
“El estudio", afirmaba la bióloga, "es uno de los primeros que documentan el comportamiento animal antes, durante y después de un terremoto. Los resultados sugieren que los sapos son capaces de detectar indicios presísmicos, como la liberación de gases y partículas cargadas, y emplearlo como sistema de alerta temprana”.
Otros casos documentados
Hay más. En el año 1966, los habitantes de la ciudad californiana de Parkfield comprobaron con estupor como su localidad se llenaba de serpientes de cascabel procedentes de unas colinas cercanas. Según contaban después, era como si emigraran en masa. Unos días más tarde, la ciudad sufría un terremoto.En 2005, 14 tiburones que llevaban un sensor electrónico, que les había sido instalado por los científicos para su estudio, abandonaban sin motivo aparente su territorio en dirección al Golfo de México. Este comportamiento, que no se había producido nunca durante los cuatro años de seguimiento, desconcertó a los investigadores. Tan solo 12 horas después, el Huracán Charley devastaba la zona que habían abandonado.
En España también se han producido casos similares. Según explicaba a los medios de comunicación —pocos días después del terremoto de Lorca— el director técnico del Parque temático de la Naturaleza de Faunia, Agustín López, fueron varios los animales que sintieron este seísmo, siendo los réptiles, las serpientes y las arañas los más sensibles. Hay que recordar que el parque está situado en Madrid, a 470 kilómetros de Lorca.
¿Un sexto sentido?
Para confirmar si, efectivamente, los animales predicen las catástrofes y, en caso de qué fuera así, saber cómo lo hacen, acudimos a uno de los mayores expertos en terremotos: Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional del Instituto Geográfico Nacional.Lo primero que nos explica es que, aunque él no tiene experiencia directa con este tipo de situaciones, “sí que es cierto que en el mundo científico y en las revistas especializadas, sobre todo de sismología, que son revistas de referencia, hay bastantes artículos científicos a ese respecto, con lo cual en cierto modo da una seña de garantía de que es cierto”.
Según el investigador, las explicaciones que se dan sobre esto son de todo tipo. Una de ellas está relacionada con el sentido del equilibrio de los animales.
“La mayoría de los casos a los que se hace referencia en las revistas internacionales son de pequeños animales que van a ras del suelo, siendo el caso más general el de los reptiles —explicaba Carreño—. Esto puede deberse a que a los reptiles les lleguen antes esas emisiones de gas provocadas por el seísmo que a otros animales”.
Otros autores aluden al oído interno de estos animales para justificar este supuesto sexto sentido para las catástrofes. El director de la Red Sísmica explica que “el sentido del equilibrio depende mucho del oído interno de los animales. Al parecer, el hombre, para ser consciente de que el suelo se está moviendo, necesita que haya una inclinación bastante importante. Sin embargo, los animales lo sienten con un movimiento infinitamente más pequeño. La razón más lógica de este fenómeno podría estar ahí”.
Sin llegar a afirmar con rotundidad que los animales son capaces de predecir las catástrofes, Carreño reconoce que “es, cuanto menos, llamativo, que en culturas como la china, donde se ven afectados por terremotos de magnitudes enormes, hay desde hace cientos de años normas de las autoridades hacia la población sobre predicciones de terremotos que hacen alusión a los animales”.
“Por ejemplo", explica, "recomendaban medir la altura de los pozos para ver si había variaciones en el nivel freático; ver si las aguas de los pozos se enturbian, que es otro signo. Asimismo, siempre han incluido, curiosamente, observar el comportamiento de los animales en las granjas.”
El problema es, concluye el investigador, que en la mayoría de los casos los animales predicen los seísmos con muy poca antelación, por lo que su comportamiento, en principio, no serviría para que tomáramos precauciones.