Kim Jong-un amenaza con atacar bases militares de EE.UU. en el Pacífico
Las tensiones entre Corea del Norte y la coalición conformada por Washington y Seúl no cesan, luego de que este martes pasado Pyongyang amenazara con atacar bases militares estadounidenses en la región, colocando entonces sus misiles y unidades de artillería “en posición de combate”, con el punto de mira hacia Estados Unidos y Corea del Sur.
El Comando Supremo del Ejército Popular de Norcorea confirmó la preparación de sus fuerzas para atacar “todas las bases militares estadounidenses en la región de Asia-Pacífico, incluyendo a Estados Unidos, Hawai y Guam”.
"Todas las tropas de artillería, incluso las unidades de misiles estratégicos y las unidades de artillería de largo alcance, deben estar preparadas para el combate tipo A", según la agencia estatal de noticias del Norte.
Una vez más, el Gobierno de Kim Jong-un responsabiliza por la delicada situación a la realización de ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur, ya que consideran se trata de la planificación de estrategias para atacar e invadir su país.
Días atrás, ya un portavoz del mando supremo del Ejército Popular Coreano aconsejó a EE.UU. no olvidar que sus bases militares de las islas de Okinawa (Japón) y Guam están al "alcance de tiro" de las "herramientas de precisión" de Norcorea.
Por otro lado, horas después Pyongyang también anunció que suspenderá su "teléfono rojo" militar con Corea del Sur, de manera que quedarán cortadas todas las comunicaciones directas entre los ejércitos de los dos países.
"A partir de ahora, las comunicaciones militares Norte-Sur quedarán cortadas", aseveró un militar citado por la agencia norcoreana.
Asimismo, adelantó que la línea estará suspendida "mientras duren las acciones hostiles y anacrónicas del sur (...) En una situación en la que una guerra puede estallar en cualquier momento, no es necesario mantener esas comunicaciones”.
A mediados de marzo, Corea del Norte ya suspendió el "teléfono rojo" entre los gobiernos de Pyongyang y Seúl. Esta línea de urgencia, instalada en 1971, ha sido suspendida por el Norte en cinco ocasiones, la última en 2010.
La reacción del Gobierno estadounidense no se hizo esperar, y el portavoz del Pentágono, George Little, aseguró que “Washington ha tomado muy seriamente las últimas amenazas de Pyongyang, que apuntan atacar objetivos en territorios norteamericanos, Hawai y Guam”.
La Casa Blanca señaló la actitud de Corea del Norte “sólo le provocará un mayor aislamiento” y agregó que “su retórica belicista y sus amenazas responden a un patrón designado para aumentar las tensiones e intimidar a otros países”.
La tensión en la península coreana aumentó tras la aprobación de nuevas sanciones por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en respuesta a su tercera prueba nuclear. Pyongyang mostró su profundo rechazo a esta resolución del organismo, tachándola de "fruto de la política hostil de EE.UU.".