El debate en torno al uso de armas químicas en Siria y cuestiones afines se intensifica y Estados Unidos se esta preparando para una batalla final por el futuro de Siria
El debate en torno al uso de armas químicas en Siria y cuestiones afines, se intensifica. Parece que en Consejo de Seguridad de la ONU y en los comités del Congreso de EEUU se están desarrollando los preparativos para las negociaciones de una dureza sin precedentes. Callejón sin salida El pasado martes 9 de julio el embajador ruso ante Naciones Unidas, Vitali Churkin, declaró en una rueda de prensa que Rusia dispone de pruebas irrefutables de que los insurgentes usaron el agente nervioso sarín cerca de Alepo, en Siria, el 19 de marzo de 2013. “El resultado de los análisis indica claramente que la munición utilizada durante el ataque no es de fabricación industrial y que contenía sarín. La ausencia de los estabilizadores químicos en las muestras de los agresivos tóxicos recogidas evidencia que fueron producidos hace relativamente poco. Para activar la carga se emplea hexógeno, no como en los proyectiles de fabricación industrial. Por consiguiente, todo apunta a que fueron los combatientes armados de la oposición los que utilizaron armas químicas”, afirmó Churkin. Rusia ratificaría con estas pruebas las sospechas de la comisión de la ONU, una de cuyas integrantes, Carla del Ponte, reveló a principios de mayo que «hay fuertes sospechas» de que fueron los rebeldes los que utilizaron las armas químicas. En cambio, la comisión no consiguió detectar evidencias del uso de este tipo de armas por parte del régimen de Bashar Asad. Estados Unidos y Gran Bretaña rechazaron la denuncia de Rusia alegando que habían entregado evidencia a expertos de la ONU sobre el uso de armas químicas por las fuerzas de Asad, mientras no pueden decir lo mismo de los insurgentes. El debate se ha estancado y continuará según el guión bien conocido. El “regateo” en torno al proceso de paz en Siria parece una competición: a ver quién presiona más y sale con la suya. En este contexto las armas químicas es una herramienta de presión por excelencia, aunque la palabra clave, de la que todos se olvidan, es “la paz”. Armar o no armar Entretanto, en lugar de prepararse para una nueva intervención, esta vez en Siria, Washington “pierde el tiempo” en vanas discusiones: si armar o no a los rebeldes. Según trascendió recientemente, los miembros de los comités de Inteligencia de la Cámara de Representantes y del Senado de EEUU votaron por bloquear el envío de ayuda militar a los rebeldes sirios. Los legisladores se pronunciaron en favor de restringir rigurosamente asignaciones para tal ayuda a los insurgentes, temiendo que las armas puedan caer en manos de grupos terroristas, incluidos unos ligados a Al Qaeda. También señalaron que el plan no estipula mecanismos de control de las armas que se enviarían a Siria. No se sabe qué medidas concretas propusieron los congresistas, porque la votación se realizó a puerta cerrada, por tratarse de una información secreta. Pero según fuentes en el Congreso, son suficientes para imposibilitar el envío de armas planeado por la Administración de Obama. Las mismas fuentes aseguran que el vicepresidente de EEUU, Joe Biden, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, y el director de la CIA, John Brennan, ese día no pararon de llamar por teléfono intentando, en vano, convencer a los tercos legisladores. Por su parte, unos funcionaros de la Casa Blanca señalaron que el Congreso obstaculiza el cumplimiento del plan de armar a los rebeldes sin proponer ninguna variante alternativa. El senador republicano estadounidense Bob Corker expresó su indignación de que la Casa Blanca y el Pentágono “hacen en este sentido (de armar a los rebeldes sirios) más de lo que se informa públicamente”, perjudicando de esta manera la seguridad nacional de EEUU. La trama oculta Esta historia de confrontación entre el parlamento progresivo y los “tiburones” de la administración, aparentemente simple, tiene su trama oculta. El principal hilo de la intriga consiste en que Barack Obama no parece una persona que sueña con desatar una guerra más en el Oriente Próximo. Sin embargo, fue él quien presentó al Congreso el proyecto bloqueado de ayuda militar a los rebeldes en Siria. ¿Por qué? Por lo visto Obama, promoviendo tal iniciativa, está maniobrando para no meterse más en el “embrollo” sirio y a la vez evitar las críticas por “indecisión” por parte de los opositores dentro de EEUU. Al mismo tiempo este “trajín” está destinado a mostrar a los demás jugadores implicados en las negociaciones sobre Siria que Estados Unidos no va a ceder terreno. Si algo, la administración de Obama ya tiene un documento redactado sobre los suministro de armas a los insurgentes. El regateo político en torno al futuro de Damasco continuará en la conferencia sobre Siria. A juzgar por lo que está ocurriendo, las partes están preparadas para romper lanzas. Por: Konstantín Bogdánov/ RIA Novosti