Publicado El:Thursday, January 16, 2014
Posteado Por MisterDj1
Productores de los Óscar buscan las fórmulas para conectar con espectadores de entre 18 y 49 años
Los Ángeles,California, 16 ene (EFE).- Como cada año por estas fechas, el mundo del entretenimiento vive el frenesí de las galas de premios, unos eventos convertidos en espectáculos en sí mismos y donde el éxito y el fracaso se mide en índices de audiencia.
Galas como los Óscar, los Globos de Oro, los Grammy o los Emmy son productos de consumo televisivo que suponen una fuente de ingresos fundamental para las entidades que los organizan, que negocian suculentos contratos con las cadenas de televisión.
Detrás está el pastel publicitario. En 2013, un anuncio de 30 segundos en la retransmisión de los Óscar llegó a alcanzar 1,8 millones de dólares. La cifra no es habitual, pero tampoco lo es la capacidad que tienen las estatuillas para captar el interés de los televidentes.
Más de 40 millones de personas en EE.UU. siguieron esa entrega de premios el año pasado, solamente la final de la liga de fútbol americano, el Super Bowl, tiene más poder de convocatoria.
Los Óscar son la gala más importante del sector, pero más por la categoría del galardón que por sus más de tres horas de ceremonia que suele ser calificada, cuando menos, de tediosa.
Constreñida por las tradiciones de la Academia de Hollywood cuyos más de 5.000 miembros tienen una edad media de 62 años, los productores de los Óscar buscan constantemente fórmulas para conectar con espectadores de entre 18 y 49 años, el nicho más jugoso para los anunciantes.
Se experimentó en 2011 con James Franco y Anne Hathaway como presentadores para conseguir un aire más juvenil, y la cosa salió mal. La gala aún se recuerda como un desastre y dejó imágenes como la de Franco vestido de Marilyn Monroe.
La audiencia cayó un 10 %, y un 5 % entre el público más joven. En 2012, la Academia terminó por echar mano de un maestro de ceremonias veterano, Billy Crystal, después de que Eddie Murphy les dejara tirados por desavenencias con la producción.
Los números mejoraron un 4 %, pero no gracias al público joven. Lo que es peor, los Grammy superaron a los Óscar en televidentes.
En 2013, la Academia contrató a Craig Zadan y Neil Meron, productores de "Footloose", "Chicago" y "Hairspray", para que se encargaran de la ceremonia. Expertos en musicales, apostaron imponer las galas temáticas y por empezar con ese género.
Superado el mal trago del 2011, volvieron las pruebas y se contó con el atrevido comediante Seth MacFarlane como presentador. MacFarlane cantó, bailó e impuso su conocido tono irreverente, que no cuajó entre los académicos.
La audiencia sí respondió. Subió un 3 %, pero lo que fue más importante, un 11 % en la franja de 18 a 49 años.
Dado el éxito, Zadan y Meron renovaron para 2014 y la Academia volvió a echar mano de Ellen DeGeneres, la personalidad televisiva que ganó un Emmy por ejercer de maestra de esa ceremonia en 2007. Aquel año los Óscar lograron más de 40 millones de espectadores.
Para enganchar a los jóvenes, los productores plantearán la gala del 2 de marzo en torno las figuras de los héroes del cine. Se rendirá tributo tanto a personajes de acción como a los superhéroes nacidos en las páginas de un cómic.
Bien es cierto que las películas en liza cada edición de los Óscar influyen de forma determinante en el interés del público, que se vuelca con la ceremonia cuando compite como favorito algún largometraje que ha reventado la taquilla.