La Bestia 'el tren de la muerte' o 'el tren de los desconocidos' La violencia a bordo el objetivo es llegar al destino final, como sea.
La mayoría de quienes tratan de llegar a México son hondureños y guatemaltecos Suben con los vagones en marcha, sin más protección que su propio cuerpo. Viajan, más bien huyen, encima de la locomotora, a la intemperie, con una mochila y algunos víveres como único equipaje. El trayecto es largo y está lleno de peligros, violencia y sobresaltos. Y sólo es la primera parte de la 'aventura', la que les lleva a la mitad del camino, a la frontera entre México y Estados Unidos. Queda aún el gran salto.
A los trenes de mercancías que trasladan a los migrantes de Centroamérica los llaman 'La Bestia'. Un apodo que habla por sí solo. Aunque también se refieren a esos vagones desvencijados como 'el tren de la muerte' o 'el tren de los desconocidos'. Poco que añadir a ambas denominaciones.
No es raro que los viajeros sufran graves cortes al acceder al tren en marcha e, incluso, amputaciones. Pero no es lo que más les preocupa. El objetivo es llegar al destino final, como sea.
Una encuesta llevada a cabo por Médicos Sin Fronteras (MSF) revela que el 58% de los migrantes centroamericanos (casi seis de cada 10) atendidos por la ONG en México ha sufrido uno o varios episodios de violencia a lo largo de su ruta, sobre todo robos, extorsiones y asaltos. El 73% de ellos tiene la idea de llegar a Estados Unidos y aproximadamente la mitad son hondureños, seguidos por guatemaltecos y salvadoreños.
El documento, elaborado a partir de 396 cuestionarios, se refiere a pacientes tratados en el centro y en el sur del país, por lo que las conclusiones no se pueden extrapolar al conjunto de la población migrante o a la situación en la frontera con Estados Unidos.
Marc Bosch, coordinador general de MSF en México, explica que la violencia que sufren los migrantes "está principalmente relacionada con la presencia de organizaciones criminales a lo largo de la ruta".
Episodios como el vivido por una familia, a la que desnudaron mientras les apuntaban a todos a la cabeza, son frecuentes. Y traumáticos. Casi imposibles de olvidar, aunque haya que seguir el camino y, quizás, enfrentarse de nuevo a esa situación.
Pero la violencia no está únicamente en el tránsito, sino que figura en el origen de la decisión de migrar. "Salí de mi país por amenazas de las pandillas. Yo no he salido por pobreza, sino por la seguridad de mi vida, y estoy pidiendo la condición de refugiado aquí en México" , cuenta Miguel Ángel Reyes, un salvadoreño de 62 años.