Los rebeldes islamistas amenazaron con ejecutar el 17 de octubre a uno de los dos turistas secuestrados
Los rebeldes islamistas de Abu Sayyaf amenazaron con ejecutar, el próximo 17 de octubre, a uno de los dos turistas secuestrados si el gobierno de Merkel no retira su apoyo a la ofensiva contra el Estado Islámico.
"El ultimátum ha sido trasladado al 17 de octubre, a las 07:00 horas, cuando verán a uno de ellos muerto", anunció este jueves el vocero de Abu Sayyaf, Abu Rami, en declaraciones telefónicas al diario local The Star.
En un principio, el grupo terrorista había anunciado que decapitaría a ambos turistas antes del 10 de octubre si Alemania no retiraba el apoyo a la ofensiva de EEUU contra el Estado Islámico en Iraq y Siria y si no recibía $5,6 millones. Rami explicó que la primera amenaza fue "un aviso" y que esta última va en serio: "No es ninguna broma, porque nosotros no jugamos con la sharia (ley islámica)".
Según el rebelde, el gobierno de Ángela Merkel aún no se ha puesto en contacto con ellos para negociar la liberación de los rehenes, lo que consideró "un insulto".
El nuevo ultimátum de Abu Sayyaf surge después de que el gobierno de Filipinas, que ha asegurado que no negocia con terroristas, enviara el martes a más de 1.000 soldados a la isla de Sulu, donde se cree que los rebeldes retienen a los alemanes.
Los rehenes rogaron por sus vidas el lunes pasado en un mensaje trasmitido por la emisora Radio Mindanao Network(RMN), y pidieron a los gobiernos de Filipinas y Alemania que hagan todo lo posible para que puedan volver a ver a sus familias.
Los dos turistas navegaban en una embarcación por aguas del sur de Filipinas cuando fueron capturados el pasado mes de abril, y el 24 de septiembre Abu Sayyaf divulgó un vídeo con sus amenazas y demandas.
Abu Sayyaf, formado por unos 400 rebeldes, tiene en su poder a otros dos europeos, un holandés y un suizo, desde febrero de 2012, además de un guardacostas de Malasia y a una mujer china y su hija.
Esta banda fue creada en 1991 por un puñado de ex combatientes de la guerra de Afganistán contra la antigua Unión Soviética y se le atribuyen algunos de los atentados más sangrientos de los últimos años en Filipinas y numerosos secuestros, con los que se financia.