Las autoridades del Reino Unido están en alerta tras detectarse que yihadistas han discutido planes para decapitar a personas que trabajen para los servicios secretos
Las autoridades del Reino Unido están en alerta tras detectarse que yihadistas han discutido planes para decapitar a miembros de las fuerzas armadas, policías o personas que trabajen para los servicios secretos, informa The Times en su página web.
Las agencias de inteligencia han seguido de cerca chateos por internet entre radicales islámicos, en los que se menciona la posibilidad de llevar a cabo un secuestro, filmar el asesinato del rehén y colgar las imágenes en internet, según el periódico.
La alerta entre los servicios de seguridad empezó a finales de 2014 al observarse un "tuit" procedente supuestamente de un yihadista en Siria que afirmaba que el Estado Islámico (EI) "había matado" a un soldado británico en "su casa", lo que los servicios secretos relacionaron con algún plan para llevar a cabo en el Reino Unido, añade el rotativo.
Además, la información sale a la luz tras los recientes atentados contra el semanario Charlie Hebdo y un supermercado de venta de productos judíos en París, que causaron la muerte de 17 personas.
El primer ministro británico, David Cameron, prometió facilitar a los servicios secretos más competencias para espiar las comunicaciones privadas, si gana las elecciones del próximo mayo, como manera de combatir la amenaza terrorista.
Los servicios secretos pueden seguir de cerca conversaciones entre yihadistas que viven en el Reino Unido y otros en Siria, en las que hacen referencia a atacar a policías y soldados.
"Nuestras leyes sobre armas hacen muy difícil (para los yihadistas) realizar el tipo de ataques como los que ocurrieron en París. Pero sabemos por lo de Woolwich (ataque al soldado Lee Rigby) que ataques con cuchillo o la decapitación es algo fácil de hacer y difícil de impedir", declaró al periódico una fuente especializada en la lucha contra el terrorismo.
El año pasado, Michael Adebolajo y Michael Adebowale fueron condenados a cadena perpetua por el asesinato a machetazos -en mayo de 2013- del soldado Lee Rigby, de 25 años, en pleno día cerca de su cuartel en el barrio londinense de Woolwich, lo que justificaron como un acto en defensa del Islam.
El Reino Unido tiene actualmente el nivel de alerta "grave", el segundo más alto de una escala de cinco.