Un suicida se inmoló el miércoles cerca del antiguo templo de Karnak, en la ciudad egipcia de Luxor, dijeron fuentes de seguridad y testigos, en el segundo ataque en poco más de una semana
EL CAIRO.- Un suicida se inmoló el miércoles cerca del antiguo templo de Karnak, en la ciudad egipcia de Luxor, dijeron fuentes de seguridad y testigos, en el segundo ataque en poco más de una semana contra la vital industria del turismo del país.
Ningún grupo se adjudicó inmediatamente la responsabilidad por el ataque, en el que cuatro egipcios resultaron heridos, informó el Ministerio de Salud.
Milicianos islámicos han matado a cientos de policías y soldados en las últimas dos semanas en una campaña para derrocar al Gobierno egipcio, pero ha habido ataques recientes sobre objetivos turísticos y económicos.
Hombres armados en una motocicleta mataron a dos miembros de la fuerza policial egipcia de turismo y antigüedades en una carretera cercana a las pirámides de Giza la semana pasada.
El Ministerio del Interior dijo en un comunicado que había "desbaratado un ataque terrorista" en Karnak y que los dos atacantes habían muerto y un tercero había resultado herido. No dio más detalles.
Fuentes de seguridad dijeron que las víctimas en Karnak incluían a dueños de bazares y a dos policías. No hubo turistas heridos, según responsables del Gobierno.
Las imágenes del lugar de la explosión mostraron lo que parecían ser partes de cuerpos en el suelo frente a una tienda turística y delante de baños públicos.
Policías uniformados y de civil se reunieron en los alrededores y había ambulancias estacionadas detrás de los autobuses de turismo.
El ministro de Antigüedades, Mamdouh al-Damaty, dijo que había, en coordinación con el Ministerio del Interior, ordenado que se reforzara la seguridad en sitios históricos en todo Egipto.
El turismo es una de las principales fuentes de ingresos y de ganancias en moneda extranjera para el país árabe más poblado del mundo, y el sector se ha vuelto un blanco efectivo para los milicianos.
(Información adicional de Ahmed Aboulenein. Escrito por Yara Bayoumy. Traducido por la Mesa de Santiago de Chile; Edición de Emma Pinedo)
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