Nunca deberías castigar a tus hijos dándoles palmadas ya que tienen el mismo efecto que el abuso físico
Nunca deberías castigar a tus hijos dándoles palmadas ya que tienen el mismo efecto que el abuso físico.
La pregunta eterna de si es bueno o malo disciplinar a los niños con palmadas, nalgadas u otras formas físicas ha puesto a debatir a expertos, padres y mentores. Aunque hace algunos años era una práctica normal y aceptada, tendencias recientes de educación afirman que es mejor usar otro tipo de prácticas para reprender a los niños; nada físico ni verbalmente fuerte que les pueda causar estrés o traumas posteriores.
Un estudio de la Universidad de Texas y la Universidad de Michigan que usó datos de más de 50 años de investigación podría darle la razón a los que rechazan las reprimendas físicas, pues según sus hallazgos, entre más son golpeados los niños, son más propensos a desafiar a sus padres, sufren de comportamientos antisociales, pueden ser agresivos, tener problemas de salud mental y dificultades de aprendizaje.
Para llegar a estas conclusiones estudiaron a más de 160.000 niños en lo que según el estudio publicado en la Revista de Psicología Familiar es el análisis más completo de este tipo.
Elizabeth Gershoff, profesora de la Universidad de Texas y líder el estudio, dice que las palmadas están asociadas con efectos nocivos y no con docilidad "que es el objetivo de los padres cuando intentan disciplinar así a sus hijos", le dijo Gershoff a Science Daily.
¿A qué tipo de reprensión física se refieren? Específicamente a las palmadas, es decir golpear a los niños con la mano abierta en las nalgas o las extremidades.
El estudio demostró que las palmadas tienen el mismo efecto que el abuso físico, aunque los padres pueden pensar que no es tan severo.
Según el estudio, los niños que son golpeados de esta forma tienden a exhibir comportamientos antisociales y a experimentar problemas mentales. Además, suelen apoyar este tipo de castigos para su propios hijos.
Esta es una práctica usual en las familias. Según un reporte de Unicef, el 80% de los padres del mundo les dan palmadas a sus hijos.