El vuelo de United Airlines que debía cubrir Belfast (Irlanda) y Nueva York, Estados Unidos, sufrió un imprevisto. Ocurrió justo después de despegar. Por eso fue desviado al aeropuerto de Shannon. Y mientras el piloto comenzaba a explicar el desperfecto, los pasajeros comenzaron a sentir pánico. El problema, según explicaron los comandantes, estaba en el tren de aterrizaje.

El Boeing 757-224 despegó de Belfast a las 11:10 am del lunes. A las 2:30 pm tocó tierra en Shannon. Pero el trayecto no fue fácil para la tripulación y los pasajeros, muchos de los cuales creyeron que la nave se estrellaría.

Entre quienes tenían su butaca en el vuelo de United Airlines estaba la actriz Geraldine Hughes, quien fue protagonista en la película Rocky Balboa, entre otras tantas. Ella fue una de las que entró en pánico. Incluso, cuando el avión estaba cerca de aterrizar de emergencia, escribió un mensaje en su teléfono celular destinado al hombre que ama. Una despedida. Es que Hughes creyó que no lo lograrían.

"Fue horrible. Durante dos horas no sabíamos si los frenos funcionarían y escuchábamos un sonido constante. En un momento, cuando estábamos en una altitud más baja, y cuando mi otra mitad me envió un mensaje, me perdí y comencé a llorar. La posibilidad era que quizá no lo lograríamos. Le escribí una nota de despedida. Una nota de adiós en mi iPhone", explicó Hughes. No fue la única que decidió escribir sus sentimientos en una nota. Otros pasajeros, menos conocidos que ella, también lo hicieron.

Un periodista que estaba entre los pasajeros también relató lo vivido. "Fue bastante aterrador", contó Brendan McKeown e indicó que la tripulación, al momento de aterrizar, les ordenó: "Sujétense, sujétense, sujétense". El reportero explicó que fue un aterrizaje suave y que en la pista estaban esperándolo las brigadas de bomberos y todos los servicios de emergencia.

Su esposa, Lesley-Anne McKeown, también estaba en el vuelo. Viajaban a Estados Unidos para celebrar los 40 años de él y el embarazo de ella. "Las personas estaban preocupadas. Trataban de mantenerse con sus espíritus en alto, pero puedes ver cuando la gente está asustada. Esto duró dos horas", contó la mujer. Esas horas fueron el tiempo que el piloto debió tomarse para desechar combustible antes de aterrizar.