Rafael Uribe Noguera es condenado a 51 años porque secuestró a una niña de 7 años en un barrio la llevó a su departamento la ultrajó y la estranguló
Rafael Uribe Noguera, un arquitecto colombiano de 38 años, fue condenado a 51 años y 10 meses por secuestrar, violar y matar a una menor de edad, cuyo cadáver apareció en un departamento de clase alta de Bogotá y causó conmoción en la sociedad.
"La pena definitiva que imponer es la de 622 meses de prisión y 100 salarios mínimos vigentes mensuales de multa (unos USD 22 mil)", dijo la jueza en la lectura de la sentencia por los delitos de femicidio agravado, acceso carnal violento agravado y secuestro. La investigación del Instituto de Medicina Legal de Colombia concluyó que la niña murió estrangulada y había sido abusada sexualmente.
Miembro de una adinerada familia de Bogotá, Uribe Noguera se llevó el 4 de diciembre a Yuliana, una niña indígena de 7 años, de un humilde barrio en el este de la ciudad hasta un apartamento de su propiedad, donde fue encontrado el cadáver de la menor.
En una audiencia en enero, el hombre aceptó los hechos, aunque también dijo "haber actuado bajo algún tipo de inconsciencia" por el consumo de drogas y alcohol, explicaciones que fueron desestimadas por el juzgado. La policía encontró el cuerpo desnudo de la pequeña debajo de un jacuzzi mientras Uribe Noguera estaba recluido en una clínica por una supuesta sobredosis de drogas y alcohol.
En Colombia, la máxima condena es de 60 años de prisión, ya que no existe la cadena perpetua ni la pena de muerte. La Fiscalía lamentó que no haya sido impuesta la pena máxima contra el culpable.
Por su parte, el padre de Yuliana también rechazó la sentencia. "Quedo muy decepcionado porque yo, como padre, quería los 60 años (de cárcel) para ese criminal", dijo Juvencio Samboní. En medio de una nube de periodistas, el padre de Yuliana pidió que "se haga justicia" porque "justicia a medias no sirve".
Juvencio Samboni, padre de la niña asesinada (Reuters)
El caso, uno de los más mediáticos del país, ha tenido la intervención de la Fiscalía, que siempre sostuvo que la escena del crimen fue manipulada.
A eso se sumó que el vigilante del edificio en el que se cometió el crimen, Fernando Merchán, apareció muerto días después y se llegó a especular sobre los verdaderas causas de su fallecimiento, que finalmente, según los forenses, fue un suicidio.