Ian Sams declinó ofrecer detalles con los reporteros sobre los documentos hallados en oficinas privadas y viviendas usadas por Joe Biden.
La Casa Blanca enfrentó una nueva andanada de críticas el martes por el anuncio del fin de semana de que los abogados encontraron un tercer lote de documentos clasificados en la casa privada del presidente.
Los funcionarios de la administración enfatizaron que cooperan con los investigadores y son transparentes con el público, y contrastan su comportamiento con el del expresidente Donald Trump.
Sin embargo, en una llamada de media hora con los periodistas, el portavoz de la Casa Blanca, Ian Sams, se negó a ofrecer detalles más allá de los pocos que la administración ya ha informado sobre la cantidad desconocida de documentos encontrados en oficinas privadas y hogares utilizados por el presidente Joe Biden.
Y aunque la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, respondió varias preguntas sobre el tema, enfatizó repetidamente que la Casa Blanca no proporcionaría demasiados detalles mientras se realizaba una investigación. La semana pasada, el fiscal general Merrick Garland nombró a un abogado especial para investigar el posible mal manejo de documentos clasificados por parte de Biden.
“Si bien es posible que nos veamos limitados a la hora de proporcionar una tonelada de hechos mientras esta investigación está en curso, estamos siendo muy directos en cuanto a que estamos cooperando con el Departamento de Justicia”, dijo Sams, asistente especial del presidente y asesor principal de la oficina del abogado de la Casa Blanca. “Y ese es un contraste tan marcado. Quiero decir, escuchas a estos republicanos de la Cámara… están fingiendo indignación por la divulgación y la transparencia”.
El sábado, el abogado de la Casa Blanca Richard Sauber informó sobre el hallazgo de seis páginas de documentos clasificados en la biblioteca privada de Biden en Wilmington, Delaware, y que fueron entregadas de inmediato al Departamento de Justicia.
Anteriormente se encontraron varios documentos en el garaje de la vivienda de Biden en Wilmington y otros en una antigua oficina suya en Washington.
Biden expresó sorpresa tras anunciarse el primer hallazgo, pero afirmó que desconocía “lo que contienen esos documentos”.
El año pasado, el Departamento de Justicia retiró unos 300 documentos con varios niveles de clasificación de la casa de Mar-A-Lago de Trump.
En la llamada del martes con los reporteros, la Casa Blanca no dio respuestas integrales sobre por qué se demoraron días y semanas para anunciar el hallazgo de los documentos y de otros factores en el proceso de búsqueda, ni si Biden declararía directamente al fiscal especial.
Trump, en su red social, dijo que, en su caso, él no hizo nada equivocado y que tenía del derecho como presidente a “desclasificar”. También afirmó que “Mar-a-Lago es un lugar de alta seguridad, con cámaras por todas partes, y vigilado por el personal (y) por nuestro gran Servicio Secreto. Tengo INFO sobre todos!”
James Comer, el presidente de la Comisión de Supervisión de la Cámara Baja, dijo el sábado en un comunicado: “La Casa Blanca, los Archivos Nacionales y el Departamento de Justicia no informaron con rapidez al Congreso y al pueblo estadounidense sobre el mal manejo de documentos clasificados de los días de Joe Biden como vicepresidente”.
A una pregunta sobre si la Casa Blanca cooperaría con el Congreso, Sams dijo que se estaban “revisando las cartas y se hará una determinación en su momento”.
Walter Shaub, miembro del Proyecto sobre Supervisión del Gobierno, dijo en un correo electrónico a la Voz de América que aunque la administración correctamente informó con rapidez al Departamento de Justicia sobre el hallazgo de los documentos, “todo habría salido mejor para la Casa Blanca de Biden si hubiera hecho un mejor trabajo de comunicación con el público”.
“Al menos debieron haber sido más directos con todos los detalles relevantes cuando la prensa comenzó a preguntar sobre” los documentos.
Según Shaub, "quizás fuera comprensible que la administración no alertó al público de inmediato” al descubrir los documentos, pero “en algún punto le debían al público esa información”.
“Habría sido muy amable si la administración hubiera hecho un anuncio antes que la prensa supiera que el presidente Biden había descubierto registros clasificados en su poder… Eso fue una violación de la confianza con el público”, añadió.