Louis Vuitton revivió las relaciones de su fundador con la India con una colección de primavera-verano para hombre que integra llamativos colores y motivos
Las relaciones entre ese país asiático y la casa francesa se remontan a principios del siglo XX, cuando Vuitton suministró todo lo necesario para transportar los enseres en sus viajes al maharajá de Kapurthala Jagatjit Singh.
Esta temporada, esta firma del grupo LVMH dirige de nuevo la mirada a este territorio y cultura, lo que ha fructificado en unas prendas masculinas en fucsia o naranja y unos estampados que incorporan incrustaciones de espejos.
“Fuimos a la India, vimos cómo se vestían, los materiales y todo lo que nos pudiera servir para desarrollar la colección”, explicó Kim Jones, director de la línea masculina de la firma, tras el desfile celebrado en el marco de la Semana de la Moda de París.
Vuitton ha controlado la efusividad estética de la India, a la vez que ha mantenido la identidad de la casa. Un buen ejemplo de ello es cómo los motivos étnicos Karakoram, emblemáticos de la casa, han regresado a la pasarela como un zigzag sobre camisa.
“Hay mucho cuero porque somos una casa de marroquinería”, explicó Jones sobre esta colección estival en la que el nobuk, piel curtida con aspecto aterciopelado, dio vida a una gabardina, un mono o una cazadora, y el cocodrilo revistió deportivas blancas.
Los trajes de americana cruzada y doble botonadura se presentaron en mohair o en sarga, en un desfile en el que tampoco faltó la seda.
Los pantalones amplios de cintura alta y las camisas de motivos geométricos hicieron que resucitaran los setenta, mientras que los monos largos, las cazadoras “bomber” y los múltiples bolsillos evocaron el mundo de la aviación.
Los tonos tierra, los azules y el caqui se combinaron con los neutros y con las cálidas tonalidades de los estampados geométricos.
Como gran especialista de los bolsos, Vuitton sobresalió en esta ocasión con sus diseños relacionados con la música, desde la funda de una guitarra, “inspirada en los Beatles”, hasta otra que evoca una caja para transportar discos de vinilo.
Los complementos también llamaron la atención, desde los cinturones con relojes solares indios en la hebilla, hasta las gafas redondas y los anillos.
El desfile tuvo lugar en una sala completamente acristalada situada en el sudoeste de París, desde la que se veía el parque André Citroën.