Japón: sentencia a un activista a una pena de dos años de cárcel por defensor las ballenas
Un tribunal japonés estableció hoy una pena de dos años de cárcel en suspenso para el neozelandés acusado de abordar una embarcación ballenera en un intento de detener la cacería.
Un tribunal japonés sentenció hoy a un activista neozelandés que abordó una embarcación ballenera en un intento por detener una cacería anual recibió una pena de dos años de cárcel en suspenso, dijo el miércoles una corte japonesa.
Se trata del activista Peter Bethune, ex capitán del barco Ady Gil de Sea Shepherd, a quien declararon culpable de agredir y obstruir una misión en el océano Antártico.
Los repetidos intentos de la Sea Shepherd Conservation Society, un grupo anti ballenero de línea dura, para bloquear la cacería anual de los mamíferos marinos han generado molestia en Japón, donde el Gobierno dice que la caza de ballenas es una importante tradición cultural.
Bethune, fue acusado en abril de varios cargos criminales, incluido el de llevar un cuchillo cuando abordó el buque.
Japón, uno de los tres países que continúan cazando ballenas, introdujo la cacería científica para evadir la prohibición de realizar la actividad con fines comerciales, bajo una moratoria desde 1986, sosteniendo que tiene el derecho a observar el impacto de los cetáceos en su industria pesquera.
Un tribunal japonés sentenció hoy a un activista neozelandés que abordó una embarcación ballenera en un intento por detener una cacería anual recibió una pena de dos años de cárcel en suspenso, dijo el miércoles una corte japonesa.
Se trata del activista Peter Bethune, ex capitán del barco Ady Gil de Sea Shepherd, a quien declararon culpable de agredir y obstruir una misión en el océano Antártico.
Los repetidos intentos de la Sea Shepherd Conservation Society, un grupo anti ballenero de línea dura, para bloquear la cacería anual de los mamíferos marinos han generado molestia en Japón, donde el Gobierno dice que la caza de ballenas es una importante tradición cultural.
Bethune, fue acusado en abril de varios cargos criminales, incluido el de llevar un cuchillo cuando abordó el buque.
Japón, uno de los tres países que continúan cazando ballenas, introdujo la cacería científica para evadir la prohibición de realizar la actividad con fines comerciales, bajo una moratoria desde 1986, sosteniendo que tiene el derecho a observar el impacto de los cetáceos en su industria pesquera.