Bronx,Nueva York.- Los propietarios de bodegas quieren que los políticos estatales les permitan vender marihuana en las 15,000 tiendas de la ciudad si el cannabis legal recibe la luz verde.

Los trabajadores de la bodega Anthony's Mini Market en el Bronx saben el costo de la marihuana ilegal en su comunidad.

"Sería un buen beneficio porque de 100, probablemente 90 sean arrestados, y ya no", dijo el trabajador de la bodega Max Flanders.

Es por eso que los defensores de la justicia social dicen que cuando la marihuana recreativa se legaliza en Nueva York, los objetivos de la aplicación de la ley penal: las comunidades minoritarias y de bajos ingresos deberían obtener las recompensas financieras.

"Todo este dinero no debe ir a las empresas de propiedad de los blancos. No debe ir a las corporaciones de los Estados Unidos. Debe compartirse con los más débiles", dijo Fernando Mateo, de United Bodegas of America.

Los propietarios de bodegas quieren que el gobernador Andrew Cuomo permita que todas las bodegas obtengan una parte de la acción. El gobernador dio a conocer la propuesta para una olla recreativa el mes pasado, y ahora está siendo debatida por la legislatura.

"En este momento vendemos cigarrillos, vendemos cerveza. Estamos altamente regulados. No hay ninguna razón por la que no podamos ser incluidos en el empaque, la distribución y la venta de marihuana", agregó Mateo.

La propuesta del gobernador emitiría licencias separadas para los productores, distribuidores y minoristas, impidiendo que una entidad controle todo el proceso desde la semilla hasta la venta.

Los defensores de las pequeñas empresas dicen que es precisamente lo que evitará que las grandes corporaciones saquen a la luz las operaciones familiares.

También está el tema de cómo los legisladores accesibles quieren hacer cannabis recreativo.

Algunos padres en el Bronx piensan que las bodegas deberían apegarse a lo que están haciendo.

"Creo que es una mala idea, porque si estás vendiendo hierba, podrías venderla a niños más pequeños, y eso definitivamente no es algo bueno", dice Earl Thompson.

El trabajador de la bodega que habló con Eyewitness News mencionó un posible inconveniente de vender marihuana. Él dice que convertiría a las bodegas en blancos de robo.

Se espera que se llegue a un acuerdo sobre el bote legalizado en algún momento antes de abril.


Los propietarios de bodegas de la ciudad de Nueva York se reunieron en el Bronx el domingo por la mañana para instar a los políticos estatales a que les permitieran vender marihuana en las 15,000 tiendas de la ciudad cuando el verde finalmente se legalice.

"En lugar de vender drogas fuera de estas bodegas, queremos traerlas adentro", dijo el portavoz de United Bodegas of America, Fernando Mateo, a quien se unieron otros cuatro miembros de la junta durante la conferencia de prensa a las 11 am en el Mini Market de Anthony en Melrose.

"Permítanos convertirnos en un mayorista", continuó, "en otras palabras, eliminemos al intermediario".

Radames Rodriguez, presidente de United Bodegas of America, que posee dos bodegas en el Bronx, recordó que "solía decirles a los hombres que venden marihuana fuera de mi negocio: 'Oye, este es mi negocio. Estás ganando más dinero del que estoy ganando aquí ".

“Hemos luchado contra personas que venden marihuana durante décadas frente a nuestras tiendas. "Hemos visto a miles de personas arrestadas por vender marihuana frente a nuestros negocios", dijo Rodríguez en un comunicado de prensa. "Los propietarios de bodega necesitan mayores ingresos para sobrevivir, hemos pagado nuestras cuotas".

Los representantes sindicales han redactado, pero aún no han enviado, una carta al gobernador Andrew Cuomo, pidiéndole que los incluya en las conversaciones sobre legalización y venta de marihuana, dijo Mateo.

“Seguiremos las reglas, las regulaciones y nos aseguraremos de que nada de eso se rompa. Pero permítanos ser parte de una nueva industria que está llegando a la ciudad ", dijo Mateo.

Cuando se les preguntó por qué los neoyorquinos debían confiar en las bodegas, como aquellas que vendían ilegalmente K2, o que se encuentran con cigarrillos libres de impuestos, para ejecutar los reglamentos y las ventas de marihuana, Mateo culpó a algunas manzanas malas.

“Cualquier bodega que, uh, esté vendiendo cigarrillos sueltos debería perder su licencia. Siempre habrá alguien corrupto. Todos lo sabemos ”, dijo. "Lo que tenemos que hacer es eliminar a esas personas".

Cuatro niñas y su padre murieron en un incendio que arrasó su casa en el norte de Nueva York.

Cientos de personas se reunieron anoche en Watertown, en el Condado Jefferson, para una vigilia en memoria de Aaron Bodah y sus hijas Skylar, Erin, Alexa y Merissa, que tenían edades comprendidas entre 4 y 14 años.

Los investigadores dicen que al parecer el fuego comenzó en la cocina alrededor de la 1:30 a.m. del jueves y que los detectores de humo no tenían baterías.

Una quinta hija escapó y corrió a buscar ayuda a los vecinos. Fue llevada a un hospital en condición estable, informó WWNY-TV.

El hermano de Aaron Bodah también vivía en la casa, pero estaba en el trabajo cuando comenzó el incendio. No hubo información sobre la madre de las menores fallecidas.

Liondy Ozoria y sus personajes entra a “Divertido con Jochy”

Santo Domingo,Republica Dominicana.–El mánager del artista Servio Polonio, confirmó a CDN que, tras conversar con José Maldonado, médico de cabecera de Ríos, acordaron instalarle un marcapasos. (Seguir leyendo AQUI…)

Maricha/Remolacha.net/VenConmigo
Saludos saludables, de este lado de la pantalla Maricha Martínez Sosa para que me acompañes en el recuento del día que me “jondié” del puente con el bungy comercial natural más alto del mundo. Pero antes de arrancar te pongo en contexto…

Yo no sé cómo lo asumirías tú, pero yo no había decidido hacerlo hasta literalmente el último minuto.

La mañana estaba nublada y los planes estaban prácticamente parados por el clima, la ciudad dejaba poco que hacer en un día lluvioso de esa temporada y ya me habían advertido que para poder lanzarse había que tener una reserva con la que yo no contaba… pude haberlo soltado en banda, pero algo dentro de mí insistió y se me ocurrió llamar. Le di una muela a la chica del teléfono pero me dijo que el próximo cupo no estaba disponible hasta dentro de unas cuatro horas y eso era demasiado. Justo antes de rendirme se me ocurrió decirle a modo de suspiro sin esperanza: ¡es que yo estoy MUY muy cerca! Y funcionó… Si llegaba en la próxima media hora, me colarían en el próximo turno. Desde ese momento mi adrenalina comenzó a subir a un ritmo impresionante pues no sólo pensé, sino que sentí “que eso taba pa mi”.

Llegué, me identifiqué, busqué y agradecí a la chica que me había “colado” (encontrado un espacio) y pagué. Me quedó claro que para hacer este bungy había que llegar al menos una hora antes y al parecer eran bastante estrictos con que se cumpliera al pie de la letra esta regla. Una vez organizada la parte del registro me tocó esperar unos 30 minutos para que me pusieran el equipo, y unos 20 más para iniciar la experiencia.

Llegada la hora fui a ponerme el arnés y aproveché para conversar un poco con el chico, me enteré que la parte del zip-line es una adición reciente y que sobre la ropa, se recomienda llevar abrigo porque allá arriba el viento llega a ser muy fuerte, sobre todo en días nublados como ese. Yo, evidentemente, le hice caso.

Estaba nerviosa, no te lo escondo, pero eran de esos nervios buenos, esos de emoción, de ‘que quiero que pase y que pase ya mismo’. Hice algunas fotos y videos y llegó la hora de unirme al grupo.

Caminamos por un pequeño sendero hasta llegar al punto de partida del zipline. Estábamos justo debajo del puente, ese, el más alto del continente y que aún se destaca en los listados del mundo. Nos pusimos los cascos, el mío talla pequeña, nos revisaron el peso y por ser bajita y ligera, me juntaron con otra chica. Los grandes y pesados pueden ir solos, los más livianos no.

El zipline fue corto, pero la sensación muy extraña. Una pasa del suelo a un abismo en cuestión de segundos y así mismo suben la frecuencia cardíaca y el asombro. Ya no hay vuelta atrás, pensé, y llegamos al centro del puente.

La música estaba súper alta, bailamos, reímos, miramos a otros ir y volver, nos hicimos fotos y videos. Fue evidente que mientras todos se lanzaban con miedo, manifestado en formas tan distintas como cada sujeto, curiosamente volvían repletos de energía. Aquello parecía ser como un shot de esos que te cambian el perfil de la noche.

Duramos mucho esperando o al menos así se sintió: como una eternidad. Hasta que gritaron mi número, entonces todo fue rápido. Me guiaron hasta sentarme en un cubo, me amarraron los pies, primero con un velcro gigante, luego hicieron con una especie de elástico un nudo muy raro, la sensación se tornaba cada vez más extraña ahora que estaba parcialmente inmovilizada. Me quedé ahí, estática, pendiente de la GoPro que estaba en mi brazo, cámara que ya había encendido la luz que me notifica cuando le queda poca batería, excelente momento ¿no?.
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Me pidieron cambiar de cubo y sentarme del otro lado haciendo evidente que yo sería la próxima. A los pocos minutos me tocó ponerme de pie y dar pequeños saltos hasta la plataforma. Encendí la cámara y sonreí, quizá por la emoción, quizá para esconder mi miedo, quizá para controlar la ansiedad… No tengo idea de por qué pero sonreí.

Me pidieron acercarme más, miré hacia abajo y de inmediato me arrepentí de hacerlo. No voy a mirar para ningún otro lugar que no sea el frente, pensé, y ahí escuché ONE… TWO…. BUNGY! Y cómicamente la última palabra llegó tarde a mi cerebro, como en cámara lenta.

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El viento frío golpeaba mi rostro, las gotas de lluvia, aún más frías, se sentían cuales balas o puñales en mi piel. No escuchaba nada, de hecho no sé ni qué estaba sonando. Un jamaqueón gigante me devolvió hacia arriba y ahí fue que caí en cuenta de lo que había hecho… ¡ACABABA DE SALTAR DE UN PUENTE! Y ESTABA COLGADA DE CABEZA… ESTOY LOCA… ¿CÓMO CARAJOS SALDRÉ DE AQUÍ?

Volví a bajar, los árboles y el río se veían espectaculares, el viento ya no se sentía tan fuerte, de repente me dejé de mover… Y ahí fue que me asusté. Mis pies se sintieron pesados y me hice consciente que justo de ellos era que -literalmente- colgaba el resto de mi cuerpo. Me pregunté si había tomado una buena decisión al saltar. Pero no había nada que hacer.

Los pies me pesaban más aún y todo se mantenía estático.
Me sentí increíblemente sola, éramos el bosque y yo.
El río y yo.
El viento y yo.

Hasta que sentí otro ‘jamaqueón’ y de la nada aparecieron unos pies. “Hola, soy Coffee y vine a buscarte”, entendí que dijo, “Hola ¿Cofee? ehem… ¿Qué debo hacer?”, pregunté con voz quebradiza. “Yo lo haré todo, tú disfruta la vista” respondió con una sonrisa. Yo hablé hasta por los codos, no recuerdo de qué pero mi cabeza estaba a millón y con un tipo de lucidez que no recuerdo haber sentido antes. Abracé a Coffee como si mi vida dependiera de ello, que es exactamente como me sentía.

¡Qué bizarro es no poder hacer nada más que esperar… de cabeza… colgando de un puente… el más alto de África… luego de haber saltado de uno de los bungys más famosos del mundo!