El Cacique peruano de 88 años tiene 16 esposas y 76 hijos
Con 16 esposas y 76 hijos, de los que sobreviven 59, el indígena asháninka Amador Barbosa es, a sus 89 años, el hombre con más descendencia de Perú, según relata hoy el diario local La Primera.
El Apu (jefe indígena) Amador reconoce que con tanto descendiente hay veces que se olvida de alguno de los nombres de sus hijos, mientras que a sus nietos en ocasiones incluso ni los conoce.
Natal de la región cuzqueña de Pichari, suroeste de Perú, Barbosa es un reconocido Apu que ha se ha convertido en el padre más prolífico de la amazonía peruana.
Siguiendo la tradición cultural de su etnia, el Apu Amador ha ido sumando esposas desde que con “17 ó 18 años” tuvo su primer hijo.
Otros 75 siguieron a aquel primer vástago, 33 mujeres, de las que 7 fallecieron, y 43 varones, de los que seis murieron a muy poca edad y otros cuatro ya mayores, durante la lucha que los Asháninkas mantuvieron contra el grupo armado Sendero Luminoso.
Otros 75 siguieron a aquel primer vástago, 33 mujeres, de las que 7 fallecieron, y 43 varones.
“Así que me quedan 59 hijos, y las muchas muertes se produjeron debido a las enfermedades propias de la infancia en lugares desatendidos y faltos de medicamentos”, explicó Barbosa.
Su último hijo, de 12 años, comparte aula con varios de sus nietos en la cercana escuela pública.
“A mis años no me pida que recuerde a todos. Yo soy un anciano que tengo la obligación de tener amor por mi pueblo. Soy un Apu, es mi obligación”, se exculpa ante sus olvidos Barbosa.
Y es que aunque ha sido propuesto en varias ocasiones para alcalde o gobernador, Amador ya tiene bastante con ser “Apu, como padre, como abuelo y como marido practicante” en lo que parece una alusión a su actividad sexual.
Barbosa defiende su modo de vida asegurando que no hace otra cosa que mantener las costumbres de su pueblo: “Nadie puede juzgarme por tener, en tranquilidad y en paz, a las esposas que tengo; ellas vinieron aquí de buena gana”.
De hecho, los vecinos del lugar, asháninkas y mestizos, señalan a Don Amador como un hombre respetado por todos, una autoridad al que los pobladores acuden para solucionar cualquier conflicto.
El propio Apu se ha convertido en ejemplo de algunos de sus hijos, ocho de los cuales también tienen varias esposas, aunque nunca tantas como él.
Y es que, como dice Barbosa, “los tiempos, oiga usted, no son tan buenos como antes”.