La entrega de los Latin Grammy no sólo representó uno de los momentos más importantes para la música latina, sino también para la moda.
Con estilos que fueron desde lo más retro y elegante hasta lo más irreverente, la alfombra verde se convirtió en un escaparate en el que las celebridades demostraron que se llevan perfectamente con la delicadeza de los encajes, los dorados y el negro.
La presentadora Lourdes Stephen sobresalió con un traje negro sin tirantes y terminación amplia con con flequillos y plumas, que junto con el intenso tono rojo de su labial y un peinado retro la colocaron como una de las mejor vestidas de la noche.
Como Stephen, la cantante española Shaila Durcal prefirió lo clásico y optó por un vestido, también negro sin tirantes, con detalles florales en el pecho y drapeados al frente. Llevó un peinado sencillo, maquillaje neutral y pequeños pendientes de diamantes.
A diferencia de años en los que algunos artistas se aparecieron con vestimentas más informales en la gala, varios sorprendieron con una inusual elegancia.
Tal es el caso del par de hermanos mexicanos Jesse & Joy, quienes hicieron a un lado su ropa juvenil para lucir una imagen más formal con aires de los años 50, una de las grandes tendencias de la ceremonia ya sea por la indumentaria, el peinado o una mezcla de ambas.
Otra que lució como una diva a la antigua usanza de Hollywood fue la canadiense Nelly Furtado, con un largo traje rosa pálido con mangas de encaje y bordados de canutillo que acentuaron sus curvas, peinado con ondas y labial rosa.
La actriz y cantante mexicana Lucero, la presentadora de la noche, arribó con un traje cobrizo creado por el venezolano Nicolás Felizola. Cuando apenas había transcurrido una hora de la ceremonia, la intérprete ya había tenido otros dos cambios de vestuario.
Las curvas latinas sobresalieron de manera elegante, pues las famosas prescindieron de escotes exagerados o espaldas y hombros descubiertos y en su lugar demostraron que la sangre y sabor de sus curvas pueden convivir con la elegancia de siluetas europeas.
Así lo hizo la periodista Alejandra Espinoza, quien llegó en un vestido largo de hombro asimétrico que la revestía de pies a cabeza entre estampados saturados ceñidos a su curvilínea figura.
No todo fue sobriedad, pues hubo quienes basaron su atuendo en el color. Por ejemplo, la cantante Carla Morrison sorprendió con un vestido rojo con aplicaciones de pedrería y sin tirantes que dejaba al descubierto su dramático tatuaje en la parte alta del pecho.
La mayoría de los caballeros, en tanto, apostaron por la ecuación de la elegancia por excelencia: traje negro, corbata (en su mayoría angosta) y una buena camisa blanca. Tal fue el caso del brasileño Michel Teló y el músico puertorriqueño Tommy Torres, quien lució poco esmerado por su cabello despeinado.
Los mexicanos de 3BallMty sorprendieron al dejar atrás sus característicos jeans, playeras y gorras y en su lugar llegaron en traje.
Tampoco podían faltar los rebeldes de la alfombra, cuyos rompieron con la formalidad de la gala. Por ejemplo, Jerry Bazua, quien llego en vaqueros, sombrero, un saco deportivo, y Juanes, quien apegado a su espíritu rockero lució un pantalón de cuero negro y una camisa del mismo color.
Deborah de Corral apeló a un estilo hippie-chic, con pantalones acampanados, sombrero y una blusa holgada que la hicieron ver como la acompañante perdida del rockero Enrique Bunbury, quien llegó con gafas oscuras, sombrero y un saco con detalles metálicos en la solapa.
Los mexicanos Jorge "Chiquis" Amaro y María Barracuda, del grupo JotDog, destacaron por su atuendo con estética posmodernista. Barracuda lució una falda larga con elaborados bordados hindús que mezcló con una ombliguera con la imagen de heroínas de cómics a la que agregó detalles en dorado en las mangas y los hombros, los cuales remató con un peinado sostenido con palillos chinos.