El potente estallido registrado la noche del sábado destrozó ventanas, derribó muros y se pudo escuchar a kilómetros (millas) de distancia.
Siete personas heridas fueron trasladadas a un hospital, informó el subjefe de bomberos Kenny Bacon.
La teniente Bonnie Hensley, del Departamento de Bomberos de Indianápolis, indicó que los bomberos apagaron las llamas y recorrieron los escombros y casas afectadas en caso de que hubiera gente que rescatar en las horas previas al amanecer. Dos cadáveres fueron recuperados.
Algunos testigos dijeron en reportes de televisión que escuchaban a personas gritando por ayuda después de la explosión y el incendio, y que dos adultos y dos niños fueron sacados una casa que se incendiaba.
El Departamento de Bomberos no difundió los nombres de los fallecidos. Hensley informó que un cadáver se recuperó en una de las viviendas que la explosión desbarató.
La oficial dijo a The Associated Press que parecía "una zona de guerra".
La explosión destruyó dos casas contiguas y provocó que otras dos se incendiaran en un vecindario en el sur de la ciudad, señaló.
Mark Lotter, vocero del alcalde, dijo que unas tres decenas de casas resultaron dañadas o destruidas. Agregó que 27 están inhabitables y otras ocho tienen daños importantes.
Se desconocen las causas del estallido, señalaron las autoridades. Los investigadores evaluarían los escombros a la luz del día para buscar pistas de lo que ocurrió y fue interrumpido el suministro de energía eléctrica y gas como precaución.
Muchas personas estaban dormidas y tuvieron que ser evacuadas en piyama, llevándose a sus mascotas a toda prisa, indicaron las autoridades. Dejaron una escena caótica de llamas que se elevaban hacia el cielo de Indianápolis.
Los sobrevivientes reportaron que había ventanas destrozadas, muros derribados y puertas de garajes desprendidas de sus bisagras. "No queda nada" de las dos casas desbaratadas por la explosión, dijo Hensley.
Bryan y Trina McClellan estaban en casa con su hijo Eric, de 23 años, cuando la ola expansiva de la explosión ocurrida a una calle de distancia sacudió su casa. Rompió los cristales de todo un lado de su vivienda y su primera reacción fue ir a ver sus nietos, dos pequeños que estaban en el sótano. Uno se había tapado las orejas y decía: "Ruido fuerte, ruido fuerte". Eric McClellan después corrió al lugar de la explosión y vio las casas prácticamente reducidas a cenizas.