Publicado El:Monday, February 18, 2013
Posteado Por MisterDj1
En Pakistán suma más de 200 muertos en atentados solo en este 2013, y la mayoría son chiíes
En Quetta, capital del Baluchistán paquistaní, pasaron toda la jornada rescatando cuerpos entre los escombros. Fue un día de luto en el que se sumaron más de ochenta cuerpos tras una explosión registrada el sábadoa última hora de la tarde junto a un mercado.
Hay también más de 170 heridos y los más graves fueron trasladados por vía aérea a hospitales de Karachi.
Es el segundo macro atentado sectario que sufre Quetta después de que hace un mes otras 91 personas fallecieran y otras 120 resultaran heridas tras el ataque de dos suicidas en otra zona de mayoría chií.
De la etnia hazara
Las víctimas de este fin de semana pertenecen en su gran mayoría a laetnia hazara -descendientes de los mongoles, fácilmente distinguibles del resto de paquistaníes por sus ojos achinados y pertenecientes a la secta chií del Islam –, que son un pequeño porcentaje de la población del país y en la última década se han convertido en el centro de ataques por parte de los grupos radicales suníes.
En esta ocasión no fue obra de un suicida. El jefe de Policía local, Zubair Mehmood, informó de que el explosivo estaba escondido en un tanque de agua y elevó la cantidad empleada a los 800 kilos. Los medios paquistaníes aseguraron que, como en anteriores ocasiones, el grupo Lashkar-e-Jhangvi (LeJ) reivindicó el atentado, un grupo formado a mediados de los noventa con el objetivo de «limpiar» el país de chiíes.
En 2012, 400 chiíes murieron en ataques. Todo apunta a que este año será peor
La condena fue unánime, partiendo del presidente Asif Ali Zardari, pero desde Islamabad siguen siendo incapaces de frenar las matanzas y dar protección a las minorías étnicas y sectarias del país.
Mientras la atención y los esfuerzos se centran en las relaciones con Afganistán y el problema con los talibanes, la provincia de Baluchistán es una especie de agujero negro donde a los atentados sectarios hay que sumar las constantes violaciones de los derechos de la minoría baluchi, pueblo repartido entre Pakistán, Afganistán e Irán. Tras el atentado de enero, el gobierno central decidió cambiar al gobernador provincial y fortalecer la presencia policial, pero los hazaras acusan a las autoridades de colaborar con estos ataques.