Porfirio Lobo dijo el lunes que apoya las gestiones para obtener una tregua entre las dos pandillas más grandes y más violentas del país
TEGUCIGALPA, Honduras (AP) --Porfirio Lobo El presidente hondureño dijo el lunes que apoya las gestiones para obtener una tregua entre las dos pandillas más grandes y más violentas del país.
En declaraciones a la Associated Press, Lobo dijo que llamó al obispo de San Pedro Sula, Rómulo Emiliani, para darle su apoyo por la pacificación de Honduras, que tiene una de las tasas de homicidios más altas del mundo.
El prelado está actuando como mediador entre las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18.
"Voy a poner a disposición todo lo que necesite, en nombre de Honduras tengamos fe en la iniciativa de monseñor Emiliani", dijo Lobo.
"Todo lo que sea una alternativa a la violencia hay que buscarlo, la voluntad por parte del gobierno estÁ expresada, estamos abiertos a cualquier proceso que disminuya la violencia", añadió.
Al anunciar la tregua la semana pasada, Emiliani dijo que las pandillas necesitan ayuda del gobierno para dejar de cobrar los fondos extorsivos con los cuales financian la guerra entre ellos. También dijo que las autoridades deberían tratar de convertir las prisiones en centros de rehabilitación.
Se espera que las pandillas ofrezcan disculpas públicamente.
Honduras sigue el ejemplo de El Salvador, donde los jefes de las mismas pandillas acordaron una tregua el año pasado, la que redundó en una fuerte caída de las muertes por violencia. Según las autoridades salvadoreñas, los homicidios se redujeron alrededor de 52% en los 14 meses desde la declaración de la tregua.
Adam Blackwell, secretario de Seguridad Multidimensional de la OEA, dijo que el diálogo con las pandillas hondureñas inició hace ocho meses, cuando él y Emiliani visitaron las prisiones de San Pedro Sula y Tegucigalpa y se reunieron con miembros de los dos grupos.
Las pandillas tienen sus raíces en el sur de California, donde jóvenes que buscaban refugio de las guerras civiles centroamericanas conformaron pandillas violentas en las calles de Los Angeles y su zona suburbana en los años 80. Deportados de Estados Unidos, los pandilleros recrearon las organizaciones en sus países de origen, El Salvador, Guatemala y Honduras.
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