Insistió además en que su primera gestión adelantó una lucha transparente contra la corrupción. “El recado que el pueblo nos envió no fue solo de reconocimiento y de confianza, sino también de que quiere cada vez más y mejor. Por eso la palabra más repetida durante la campaña fue cambio (…) el pueblo brasileño quiere cambio, y es eso lo que yo voy a dar”.

Aseveró que trabajará por la libertad de expresión y los derechos humanos, pero además en que seguirá haciendo lo necesario para “ofrecer lo máximo posible” para derrotar la pobreza.

“El pueblo brasileño quiere democratizar cada vez más el ingreso, el conocimiento y el poder. Quiere educación, salud y educación de mayor calidad. Quiere que el brazo de la justicia alcance a todos de manera igualitaria. No tengo miedo de enfrentar estos desafíos porque no lo haré sola”.

Durante su discurso, Rousseff reiteró la importancia del concepto de “democratizar el poder” y en generar autonomía entre las instituciones. En ese sentido, propuso un “gran pacto nacional” en contra de la corrupción y convocó a todos los sectores sociales, políticos y económicos a que se sumen a esa lucha que enfrentará “sin miedo”.

Por otra parte, Rousseff fue tajante en cuanto a la necesidad de defender a la estatal petrolera de su país, Petrobras, de depredadores internos y factores externos de poder. “No podemos permitir que Petrobras esté en el centro especulativo de intereses contrariados”, sentenció.

En materia económica, anunció que promoverá en el segundo mandato un profundo ajuste fiscal para enderezar la desacelerada economía de Brasil, pero con bajos sacrificios para los más necesitados.

“Más que nadie sé que Brasil necesita volver a crecer y los primeros pasos para ello pasan por un ajuste fiscal y un aumento del ahorro público, pero haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados”, aseguró la mandataria en el discurso que pronunció hoy ante el Congreso tras jurar el cargo para iniciar un segundo mandato de cuatro años.