El presidente Donald Trump se apresta a entrar de una de las semanas más difíciles de su tiempo en la Casa Blanca lidiando para reformar la ley de salud y con la proximidad de un plazo presupuestario
WASHINGTON.-El presidente Donald Trump se apresta a entrar de una de las semanas más difíciles de su tiempo en la Casa Blanca, lidiando con una nueva gestión para reformar la ley de salud y con la proximidad de un plazo presupuestario. Todo ello es complicado con un potencial enfrentamiento con los demócratas sobre los fondos para financiar el muro fronterizo.
La marca simbólica de los 100 primeros días de gobierno se cumple el sábado. Ese mismo día el gobierno pudiera paralizarse si no se llega a un acuerdo presupuestario. Trump ha anunciado una concentración política en Pensilvania ese día.
Pese al comentario de Trump de que la marca de los 100 días es "artificial", la Casa Blanca planea una semana cargada de actividades antes del sábado. Trump firmará órdenes ejecutivas sobre energía y políticas rurales, cenará con jueces de la Corte Suprema, se reunirá con el presidente de Argentina y viajará a Atlanta para un evento de la NRA, la asociación de derechos de tenencia de armas. Varios colaboradores del presidente viajarán por el país para promover su gestión.
El domingo, varios resaltaron en programas noticiosos que el financiamiento del muro fronterizo con México y una votación sobre las gestiones para anular y reemplazar la ley de salud de Barack Obama son las prioridades e indicaron que podía evitarse un cierre del gobierno.
"No pienso que nadie prevea ni espera o quiera un cierre del gobierno", dijo el director de presupuesto Mick Mulvaney en "Fox News Sunday".
Trump desea resucitar una fallida gestión de los representantes republicanos de reemplazar la reforma del sistema de salud promovida por el gobierno de Obama. Espera además usar una ley de gastos de 1 billón de dólares para conseguir victorias en su prometido muro fronterizo, un pago para el fortalecimiento de las fuerzas armadas y quizás represalias contra ciudades que se niegan a cooperar con las tareas de las autoridades federales de inmigración.
Pero hasta ahora las negociaciones han sido difíciles, con disputas sobre el muro fronterizo y subsidios para ayudar a las personas de bajos ingresos a tener seguro médico.
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