NUEVA YORK.- La colección azarosa y colorista de Ricardo Seco, inspirada en el juego mexicano de la lotería, y la propuesta de un Polo Ralph Lauren fiel a sí mismo y a su clasicismo cerraron la primera Semana de la Moda para hombre de Nueva York.
La Fashion Week llegó a su fin después de esta semana de cuatro días en los que la ropa ha estado presente, por supuesto, pero el glamour y la expectación han quedado diluidos en pos de las cifras mercantiles.
"Era lo que necesitaba Nueva York, estar al tiempo con los que compran. Que los presupuestos no se acaben cuando presentábamos porque ya se lo han gastado en las colecciones de mujer", dijo a Efe el diseñador mexicano Ricardo Seco, que hoy presentó su colección "Luck" (suerte).
"Cuesta, pero vale la pena. Lo que cuesta y es difícil es lo que muchas veces consigue lo que se necesita para que uno crezca", añadió antes de enseñar su propuesta artística, divertida y muy tropical.
La colección de Seco tiene, como la propia Semana de la Moda, algo que quiere conquistar con su carácter lúdico. "La lotería es un juego que llegó a México en la conquista de los españoles para aprender castellano. Todos los mexicanos hemos jugado alguna vez", asegura.
Sus diseños, llenos de siluetas limpias y de materiales fuertes, se convierten en tableros con distintos símbolos y sus modelos, jugadores expertos de una vida que hay que ganar.
"En México tenemos nuestro juego y lo sabemos jugar. Esta ropa es para llegar a Nueva York y decirles cómo somos. Tiene un toque cultural, un toque que habla de nuestras raíces. Compartir algo de suerte, que te transmita algo positivo, que te produzca algo que no se te olvide", asegura Seco.
Las cuatro cartas que juega el diseñador son la sirena, la palma, el escorpión y el corazón.
"La sirena es algo místico, algo de los sueños, donde tú tienes el poder de creer en ello. La palma la libertad, la playa, mi colección tiene mucho de tropical. El escorpión, la astucia del mexicano, saberse mover, el saber resolver rápido las cosas, el 'power'. Y el corazón que nunca debe faltar", resume.
Todo, además de estar relacionado con el agua y el baño y estar siempre calzado con la marca con la que colabora, New Balance, suena a música. A festival multitudinario tipo Coachella (EE.UU.) o Ceremonia (México) en el que hay que sobrevivir a la muchedumbre, destacar, pero también estar cómodo.
"La música es la inspiración máxima de todo. En estos eventos la gente busca esa camiseta especial, donde se atreve a esas combinaciones llamativas. Que quiere decir: 'aquí estoy'", concluye.
La manera de destacar de Polo Ralph Lauren, en cambio, es la contraria: la de uniformar al hombre sin sacarlo en ningún momento de los patrones. Ni una arruga, ni un gesto, ni un pelo fuera de lugar. Una belleza como recién estrenada, impoluta, incorrupta.
"Sensibilidad sofisticada. Actualizar los básicos mezclando con la herencia icónica", rezan desde la marca, y son perfectamente coherentes con ello: la masculinidad es de galán atemporal, el del pantalón alto y el mocasín sin calcetines.
Tonos añejos (tabaco, gris marengo, azul marino y blanco nuclear) para una juventud sin dudas, llena de solidez y que lleva la palabra éxito escrita en cada puntada de la aguja de la marca neoyorquina.
Finalmente, otra marca que abandera los valores estadounidenses, la que creó Perry Ellis (1940-1986), mostró una cara más renovada de la tradición y presentó una colección con más tendencia a la ruptura, aunque a la vez síntesis de las tendencias que se han visto en esta Fashion Week.
El "look" pijama de raya vertical que adelantó Michael Kors, la audacia textil de Calvin Klein Collection, la pureza cromática de Tommy Hilfiger y las omnipresentes sandalias estuvieron en su colección, que sumó la informalidad de una corbata desabrochada, los leggins para hombres, el "patchwork" vaquero o un llamativo traje con estampado tecnológico que invita a la ilusión óptica.
Ilusión puntual o realidad continuada, la Semana de la Moda para hombre llega a su fin con dos nombres más, el argentino Lucio Castro y el estadounidense John Varvatos, que ponen el broche de todavía no se sabe qué metal, a esta iniciativa en la que ha quedado patente que en la moda, el "sexo débil" es el masculino.