Ciclón bomba ha causado la muerte de más de 17 personas por bajas temperaturas que continuarán en la costa este durante el fin de semana.
Las tareas de limpieza en las ciudades del noreste de Estados Unidos afectadas por el “ciclón bomba” comenzaron el viernes en un intento por despejar las vías congeladas por la poderosa tormenta invernal e intentar reponer la electricidad a los hogares afectados por el frío intenso que ha causado la muerte de más de una decena de personas.
Los meteorólogos predicen que aunque la tormenta ya ha pasado, las bajas temperaturas continuarán haciendo temblar a los estadounidenses en la costa este durante el fin de semana.
Desde Baltimore a Caribou, Maine, se desplegaban cuadrillas en los caminos para remover el hielo después de que las temperaturas descendieron incluso hasta los 40 grados centígrados bajo cero en algunas partes tras la caída del sol, de acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional.
La tormenta con vientos de más de 113 kilómetros por hora dejó caer 30 centímetros (un pie) de nieve a lo largo de la región, incluyendo Boston y algunos sectores de Nueva Jersey y Maine, en donde seguía nevando.
Nieve hasta los tobillos y ráfagas de hasta 80 km/h (50 mph) cubrieron la Avenida Costera de Ocean City, Maryland. En Margate, Nueva Jersey, habían caído 10 centímetros (4 pulgadas) de nieve.
Muchas comunidades de la costa este ordenaron a los conductores permanecer fuera de circulación y las escuelas estaban cerradas. Los colegios en Boston y Baltimore cancelaron las clases, mientras que en Newark, Nueva Jersey, las escuelas abrirían dos horas después de su horario habitual.
Las compañías de servicios públicos en todo el este del país trabajaban para reponer líneas de energía caídas y restablecer el suministro eléctrico a unos 21.000 clientes afectados, aunque la cifra era menor que los casi 80.000 del día previo. Además emitieron advertencias sobre el peligro de las bajas temperaturas.
La tormenta del jueves dejó al menos tres pies de nieve (90 centímetros) junto con inundaciones en el área alrededor de sitios históricos de Boston. Los bomberos usaron balsas inflables para rescatar a un conductor desde un auto sumergido.
La tormenta forzó la cancelación de miles de vuelos y los dos principales aeropuertos de la ciudad de Nueva York detuvieron los viajes por las condiciones del tiempo durante varias horas.
La tormenta fue alimentada por una rápida caída en la presión barométrica que algunos meteorólogos llaman bombogenesis o ciclogénesis explosiva. Esto causa fuertes vientos e intensas nevadas.
Los meteorólogos predicen que aunque la tormenta ya ha pasado, las bajas temperaturas continuarán haciendo temblar a los estadounidenses en la costa este durante el fin de semana.
Desde Baltimore a Caribou, Maine, se desplegaban cuadrillas en los caminos para remover el hielo después de que las temperaturas descendieron incluso hasta los 40 grados centígrados bajo cero en algunas partes tras la caída del sol, de acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional.
La tormenta con vientos de más de 113 kilómetros por hora dejó caer 30 centímetros (un pie) de nieve a lo largo de la región, incluyendo Boston y algunos sectores de Nueva Jersey y Maine, en donde seguía nevando.
Nieve hasta los tobillos y ráfagas de hasta 80 km/h (50 mph) cubrieron la Avenida Costera de Ocean City, Maryland. En Margate, Nueva Jersey, habían caído 10 centímetros (4 pulgadas) de nieve.
Muchas comunidades de la costa este ordenaron a los conductores permanecer fuera de circulación y las escuelas estaban cerradas. Los colegios en Boston y Baltimore cancelaron las clases, mientras que en Newark, Nueva Jersey, las escuelas abrirían dos horas después de su horario habitual.
Las compañías de servicios públicos en todo el este del país trabajaban para reponer líneas de energía caídas y restablecer el suministro eléctrico a unos 21.000 clientes afectados, aunque la cifra era menor que los casi 80.000 del día previo. Además emitieron advertencias sobre el peligro de las bajas temperaturas.
La tormenta del jueves dejó al menos tres pies de nieve (90 centímetros) junto con inundaciones en el área alrededor de sitios históricos de Boston. Los bomberos usaron balsas inflables para rescatar a un conductor desde un auto sumergido.
La tormenta forzó la cancelación de miles de vuelos y los dos principales aeropuertos de la ciudad de Nueva York detuvieron los viajes por las condiciones del tiempo durante varias horas.
La tormenta fue alimentada por una rápida caída en la presión barométrica que algunos meteorólogos llaman bombogenesis o ciclogénesis explosiva. Esto causa fuertes vientos e intensas nevadas.