Celia Cruz:Doce años despues sigue siendo la eterna guarachera del mundo
La casa donde Celia Cruz vivió sus últimos años en Cuba, se encuentra en el callejón Terraza, entre 12 y 14, en el popular barrio de Lawton en La Habana.
Es una casa de color azul, intrínsecamente unida, pésele a quien le pese, a lo más raigal de la cultura cubana, que -¡oh paradoja!-muy pocos cubanos conocen.
La casa, comprada por Celia Cruz (1925-2003), ya cuando era cantante de éxito en Cuba, sobresale entre las demás de la barriada, donde conviven pocos de los de entonces, o casi nadie. Está habitada por parientes de La Guarachera de Cuba, que muy pocas veces abren la puerta, de lo que se debe considerar -tal vez llegue a serlo algún día- el Museo de Celia Cruz.
En la casa de techo de concreto quedan poquísimos objetos relacionados con la figura cimera, junto a Benny Moré, de la música cubana: una foto dedicada a su prima Nenita, un espejo enorme, enmarcado en pintura dorada en la pared principal de la sala, con una Santa Bárbara y una virgen de la Caridad del Cobre, a ambos lados de una sopera de santería.
Debajo, sobre un tronco, al centro, un Olofi en madera (deidad central de la religión Yoruba), y delante de éste, un elefante de porcelana china de nalgas a la calle, o àjanakú, sagrado para el espíritu de Obatalá (transculturalmente, asumida en la religión católica, por los santeros, como vírgen de las Mercedes). También hay un juego de sala de muebles que pueden pertenecer a la década del 50, pero retapizados.
De entre estos pocos objetos sobresale, sin embargo, la foto enmarcada, autografiada por la propia Celia: “Para mi prima Nenita, con cariño, La Bizca. Sept. 9, 01”.
Un secreto rumor
Celia Cruz se marchó de Cuba el 15 de julio de 1960, año y medio después de la entrada de Fidel Castro a La Habana.
Un mes después de irse regresó a La Habana para asistir al sepelio de su padre, Simón Cruz. Y ya no pudo volver jamás. El 7 de abril de 1962 falleció por un cáncer, su madre Catalina Alfonso, pero le fue negada la posibilidad de entrar a Cuba para asistir al velorio, lo cual provocó un resentimiento que jamás pudo superar.
Su música fue silenciada -dicen que ahora se escucha en algunos programas radiales de la madrugada- y su nombre se convirtió en dos palabras dichas en voz baja durante mucho tiempo, entre los que la conocieron. Al menos dos generaciones de cubanos desconocen quién fue La Guarachera de Cuba.
Quien suscribe conoció su nombre y su música cuando estudiaba en la universidad, en Moscú, gracias a un disco de pasta, clandestino, que poseía el amigo Andrés Rivero: “Bemba Colorá”, “Mata siguaraya” y “Cao cao, maní picao”, entre otros. Estos dos últimos temas fueron los primeros que grabó con La Sonora Matancera, el 15 de agosto de 1950.
Ayer la cadena televisiva Telemundo anunció la presentación en el próximo otoño de una serie dramática titulada “Celia”, protagonizada por Jeimy Osorio y Modesto Lacén, en los roles de Celia y su amado esposo Pedro Knight. En la etapa adulta, Aymée Nuviola y Willy Denton serán Celia y Pedro.
Hace pocos días, Johnny Ventura visitó su casa, y le hizo un homenaje público, durante su concierto, en el teatro Karl Marx, viéndose así por primera vez su imagen. Su país le debe aún un gran homenaje popular y una disculpa histórica a Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso. Es decir, a Celia Cruz, que es decir Cuba.
Es una casa de color azul, intrínsecamente unida, pésele a quien le pese, a lo más raigal de la cultura cubana, que -¡oh paradoja!-muy pocos cubanos conocen.
La casa, comprada por Celia Cruz (1925-2003), ya cuando era cantante de éxito en Cuba, sobresale entre las demás de la barriada, donde conviven pocos de los de entonces, o casi nadie. Está habitada por parientes de La Guarachera de Cuba, que muy pocas veces abren la puerta, de lo que se debe considerar -tal vez llegue a serlo algún día- el Museo de Celia Cruz.
En la casa de techo de concreto quedan poquísimos objetos relacionados con la figura cimera, junto a Benny Moré, de la música cubana: una foto dedicada a su prima Nenita, un espejo enorme, enmarcado en pintura dorada en la pared principal de la sala, con una Santa Bárbara y una virgen de la Caridad del Cobre, a ambos lados de una sopera de santería.
Debajo, sobre un tronco, al centro, un Olofi en madera (deidad central de la religión Yoruba), y delante de éste, un elefante de porcelana china de nalgas a la calle, o àjanakú, sagrado para el espíritu de Obatalá (transculturalmente, asumida en la religión católica, por los santeros, como vírgen de las Mercedes). También hay un juego de sala de muebles que pueden pertenecer a la década del 50, pero retapizados.
De entre estos pocos objetos sobresale, sin embargo, la foto enmarcada, autografiada por la propia Celia: “Para mi prima Nenita, con cariño, La Bizca. Sept. 9, 01”.
Un secreto rumor
Celia Cruz se marchó de Cuba el 15 de julio de 1960, año y medio después de la entrada de Fidel Castro a La Habana.
Un mes después de irse regresó a La Habana para asistir al sepelio de su padre, Simón Cruz. Y ya no pudo volver jamás. El 7 de abril de 1962 falleció por un cáncer, su madre Catalina Alfonso, pero le fue negada la posibilidad de entrar a Cuba para asistir al velorio, lo cual provocó un resentimiento que jamás pudo superar.
Su música fue silenciada -dicen que ahora se escucha en algunos programas radiales de la madrugada- y su nombre se convirtió en dos palabras dichas en voz baja durante mucho tiempo, entre los que la conocieron. Al menos dos generaciones de cubanos desconocen quién fue La Guarachera de Cuba.
Quien suscribe conoció su nombre y su música cuando estudiaba en la universidad, en Moscú, gracias a un disco de pasta, clandestino, que poseía el amigo Andrés Rivero: “Bemba Colorá”, “Mata siguaraya” y “Cao cao, maní picao”, entre otros. Estos dos últimos temas fueron los primeros que grabó con La Sonora Matancera, el 15 de agosto de 1950.
Ayer la cadena televisiva Telemundo anunció la presentación en el próximo otoño de una serie dramática titulada “Celia”, protagonizada por Jeimy Osorio y Modesto Lacén, en los roles de Celia y su amado esposo Pedro Knight. En la etapa adulta, Aymée Nuviola y Willy Denton serán Celia y Pedro.
Hace pocos días, Johnny Ventura visitó su casa, y le hizo un homenaje público, durante su concierto, en el teatro Karl Marx, viéndose así por primera vez su imagen. Su país le debe aún un gran homenaje popular y una disculpa histórica a Úrsula Hilaria Celia Caridad Cruz Alfonso. Es decir, a Celia Cruz, que es decir Cuba.