Científicos demostraron un estudios que emborracharse podría dar embolia y ataques al corazón en la semana siguiente

“Beber demasiado incrementa riesgos, tanto a corto como a largo plazo, pero beber cantidades pequeñas tiene efectos diferentes en las horas siguientes que en los días después”, dijo Elizabeth Mostofsky, la investigadora que lidera el reporte e instructora en la Escuela de Harvard de Salud Pública.
Para llegar a esta conclusión, Mostofsky y sus colegas analizaron 23 estudios que siguieron a casi 30 mil participantes en el transcurso de 28 años. Dicha investigación se centró en lasalud del corazón en el periodo inmediato después de beber y los resultados mostraron que tanto los riesgos como los beneficios de beber cambian cada hora diariamente.
Científicos demostraron en algunos estudios que beber cantidades moderadas de alcohol puede ser bueno para el corazón; sin embargo, una noche de borrachera podría incrementar el riesgo de embolia y ataques al corazón en la semana siguiente.
Este nuevo estudio de la revista Circulation descubrió que el consumo de seis o más tragos podría ser fatal para la salud del corazón; pero beber dos o cuatro tragos en una noche puede disminuir el riesgo de sufrir algún problema en el mismo. Así que todo dependerá de cuánto tomes y el tiempo en que lo haces.
Después de 24 horas de haber consumido de dos a cuatro bebidas, el riesgo de embolia y ataque al corazón se reduce un 30%, similar a los beneficios a largo plazo de beber moderadamente. Para quienes toman seis o más bebidas, el riesgo aumenta un 30%.
Para hacernos la vida más complicada, los expertos aseguran que las personas que no beben nada tienen mayor riesgo de sufrir problemas del corazón y embolia que quienes toman dos o cuatro bebidas.




El consumo moderado de alcohol podría reducir la tasa de mortalidad de quienes sufren de Alzheimer, de acuerdo con un nuevo estudio.
El alcohol no solo ‘alegra’ a los bebedores habituales. También puede alimentar su cerebro, según un estudio estadounidense reciente. El consumo habitual de alcohol hace aumentar los niveles cerebrales de acetato, un subproducto del metabolismo del alcohol muy rico en energía, informan investigadores estadounidenses en la revista ‘Journal of Clinical Investigation’. Durante el estudio se comprobó que las personas que consumían alcohol un mínimo de ocho veces por semana obtenían más energía del acetato que otras menos bebedoras, y también que podían quemar el acetato el doble de rápido que los bebedores moderados. El cerebro de los bebedores empedernidos se acostumbra a funcionar con esta nueva fuente de energía. Eso explica por qué a los consumidores habituales les cuesta tanto dejar la bebida, así como por qué el síndrome de abstinencia que produce el alcohol es tan duro, dice el coautor del estudio Graeme Mason, de la universidad de Yale. Al igual que un coche puede empezar a utilizar etanol cuando se queda sin gasolina, el cerebro de los bebedores puede aprovechar la energía de una fuente alternativa de combustible. Durante muchos años los científicos habían pensado que el azúcar era la única fuente de energía que podía utilizar el cerebro.








