Sao Paulo - Las manifestaciones que comenzaron la semana pasada en Sao Paulo contra el reajuste de las tarifas de transporte público se extendieron a al menos veinte ciudades del país, con reivindicaciones cada vez más variadas y un número de "indignados" varias veces superior en las calles.
Al menos 100,000 personas marcharon en la noche del lunes por la principal avenida del centro de Río de Janeiro y unas 65,000 lo hicieron por diferentes avenidas de Sao Paulo, en manifestaciones que se repitieron en ciudades como Brasilia, Belo Horizonte, Porto Alegre, Salvador, Belén, Vitoria y Curitiba, entre otras grandes capitales regionales.
Las autoridades habían ordenado a la Policía que no reprimiera a los manifestantes para evitar batallas campales con numerosos heridos y detenidos como la del pasado jueves en Sao Paulo, pero eso no impidió algunos incidentes, llevados a cabo por grupos aislados.
En Río de Janeiro un pequeño grupo de encapuchados atacó con cocteles molotov la sede de la Asamblea Legislativa regional, frente a la que incendió un vehículo; y en Porto Alegre la Policía tuvo que dispersar con bombas de gas lacrimógeno a manifestantes que le prendieron fuego a recipientes de basuras y que se enfrentaron con piedras a los uniformados.
En Brasilia cientos de manifestantes aprovecharon la pasividad de la Policía para ocupar temporalmente las rampas de acceso y el tejado del Congreso.
Las manifestaciones fueron convocadas por las redes sociales por un movimiento amorfo, sin líderes aparentes, que dice no representar a ningún partido ni organización política, pese a que en algunas de las protestas era posible ver las banderas de formaciones de izquierda.
El detonante de las protestasEl detonante de las protestas fue la subida de veinte centavos de real (unos diez centavos de dólar) de los pasajes de autobús en Sao Paulo.
Pero las manifestaciones inicialmente convocadas por el Movimiento Pase Libre, una organización de estudiantes que defiende el transporte público gratuito, fueron ganando otras reivindicaciones en cada ciudad hasta transformarse en reclamaciones sobre la situación general del país.
"El objetivo de la protesta ha ido más allá de 20 centavos (de real). Es contra la corrupción, contra toda la suciedad de Brasil", dijo a Efe Jacqueline Borges Reis, una estudiante de 22 años que participó en la manifestación de este lunes en Sao Paulo.
En Brasilia, por ejemplo, las protestas están dirigidas principalmente contra las costosas inversiones realizadas por el Gobierno para organizar eventos deportivos internacionales, como la Copa Confederaciones, disputada desde el pasado sábado por ocho selecciones, y el Mundial de fútbol del próximo año.
"El Gobierno gasta miles de millones en estadios y deja de lado la salud", alegó a Efe Raúl Mello, de 22 años, un estudiante de la Universidad de Sao Paulo.
Brasil, uno de los países que más avanzó en la última década en la reducción de la pobreza y en el que la clase media pasó a ser mayoritaria, registra hoy uno de los menores índices de desempleo en su historia y continúa creciendo, aunque a un ritmo bajo, pese a la crisis económica internacional.
Malos servicios públicoEsos avances no han impedido que los brasileños consideren que los servicios públicos, principalmente salud y educación, dejan mucho que desear.
Los ya llamados "indignados" brasileños exigen principalmente mejores servicios públicos y mayores inversiones en educación, salud y saneamiento, así como combate a la corrupción y al despilfarro de recursos públicos.
La mayor concentración este lunes se registró en Río de Janeiro, en donde unas cien mil personas, según algunos cálculos, tomaron de forma pacífica el centro de la ciudad y exhibieron en carteles consignas como "¡Vamos a la calle!" y "Brasil se despertó".
Aunque algunos de los manifestantes en Río portaban símbolos de partidos políticos, la gran mayoría levantó banderas de Brasil, además de flores contra la violencia y narices de payaso contra "la hipocresía".
La presidenta del país, Dilma Rousseff, según un vocero oficial, calificó las manifestaciones como "legítimas y propias de la democracia", así como algo "propio de los jóvenes".
En tanto, el secretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho, anunció que el Gobierno quiere dialogar con los organizadores de las protestas para conocer las "reivindicaciones importantes" que han llevado a tantas personas a manifestarse.